MANERAS DE VIVIR
CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN
Es completamente de noche. Los tres compañeros de piso están sentados en el sofá, viendo una película, aunque parece que el único que está concentrado en lo que en ella sucede es Isra. Hugo y Óscar se lanzan incómodas miradas, aunque intentan no coincidir. Justo en ese momento, suena el timbre.
ISRA: (Molesto) Joder, siempre igual. Siempre que vemos una película y está en lo más emocionante, viene alguien a joderla.
Hugo se levanta, esbozando una forzada sonrisa.
HUGO: No te preocupes, tú sigue viéndola que ya voy yo. Total, es un coñazo…
ISRA: Tendrás valor…
Hugo se ríe, divertido, y sale de allí. Óscar mira al pelirrojo, mosqueado.
ÓSCAR: ¿Está esperando a alguien?
ISRA: Ni idea.
Isra continúa viendo la película, concentrado, pero Hugo no tarda en aparecer por allí, acompañado de Lidia.
HUGO: Óscar, tienes visita.
ÓSCAR: (Sorprendido) ¡Lidia! ¿Qué haces aquí? No habíamos quedado ni nada, ¿no?
LIDIA: (Sonríe) ¿Hace falta que hayamos quedado para que me apetezca ver a mi novio?
El joven sonríe forzadamente, mientras se levanta y da un pico a su novia. Hugo, en cambio, vuelve a sentarse junto a Isra.
LIDIA: ¿Podríamos hablar? A solas.
ÓSCAR: Pues es que ahora estábamos viendo una película…
ISRA: No te preocupes, la tengo en DVD. Te la puedo prestar cuando quieras para que veas el final.
ÓSCAR: (Irónico) Muchas gracias, Isra. De verdad.
LIDIA: (Sonríe) ¿Vamos a tu cuarto?
ÓSCAR: Sí, vamos.
Lidia sale del salón, y Óscar la sigue, pero antes de salir, se cruza una última e incómoda mirada con Hugo. La pareja empieza a subir las escaleras hacia el dormitorio de Óscar, pero cuando van más o menos por la mitad, Lidia se gira hacia su novio y le abraza.
LIDIA: Quería decírtelo sin que nadie pudiera oírnos, pero no puedo aguantarlo más… ¡estoy embarazada!
ÓSCAR: ¡¿Qué?!
El joven se queda sin saber cómo reaccionar.
En el salón, donde se ha escuchado todo, Isra y Hugo se miran, sorprendidos.
ISRA: ¿Has oído lo mismo que yo, me lo he imaginado, o es que estoy sordo?
Hugo mira al pelirrojo, sin ser capaz de responder.
Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup
SPECIAL GUEST STAR
David Gallagher como EDUARDO ABRIL
Capítulo 84
No preguntes lo que no deseas escuchar
CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE ÓSCAR
Lidia está sentada en la cama con muy mala cara, sin saber qué hacer o qué decir, mientras Óscar da vueltas de un lado al otro del dormitorio, muy nervioso.
ÓSCAR: No me lo puedo creer… siempre hemos tomado precauciones.
LIDIA: A veces esas cosas fallan.
ÓSCAR: Joder… ¡joder!
LIDIA: ¿Puedes tranquilizarte, por favor? Me estás poniendo nerviosísima.
ÓSCAR: Sinceramente, es que no entiendo como no lo estás ya.
LIDIA: Pues porque poniéndonos así, no vamos a solucionar nada.
Óscar mira a la joven hasta que, suspirando, se sienta a su lado.
ÓSCAR: ¿Qué vamos a hacer?
LIDIA: (Extrañada) ¿Cómo que qué vamos a hacer? Vamos a ser padres, Óscar.
ÓSCAR: ¿Piensas tenerlo?
Lidia mira a su novio, sin poderse creer lo que está escuchando.
LIDIA: Espera un segundo… ¿me estás proponiendo que aborte?
ÓSCAR: No… no, claro que no. Es solo que… joder, no sé lo que vamos a hacer.
LIDIA: Tranquilo, Óscar…
La joven coge la mano de su novio, intentando tranquilizarle.
LIDIA: No te preocupes. Voy a hablar con mi padre, y él nos va a ayudar.
ÓSCAR: ¿Cómo?
LIDIA: Mis padres tienen mucho dinero. Nos darán el suficiente para que podamos alquilar una casa y podamos contratar una niñera para que cuide del niño mientras nosotros vamos a clase.
ÓSCAR: (Asustado) ¿Vivir juntos? ¿Tú y yo?
LIDIA: ¿Qué pasa? Somos novios, ¿no? Los novios se van a vivir juntos habitualmente.
ÓSCAR: Ya, pero es que es muy pronto. Llevamos juntos apenas medio año.
LIDIA: Sí, pero también vamos a ser padres. Todo ha pasado demasiado pronto… pero creo que tenemos que empezar a madurar, y empezar a pensar de otra manera.
Óscar mira a su novia, sin saber qué decir.
BAR “FOUR”/ INTERIOR
Un nuevo día ha amanecido en la ciudad. Tras una jornada de clases, y ya por la tarde, Andrea y Hugo están sentados en el mismo sofá de siempre, tomándose unos refrescos. Mientras Andrea habla, Hugo permanece con la mirada perdida, sin hacerle caso.
ANDREA: Así que no sé si me arrepiento o no de lo que hice. Le quiero, pero no sé si funcionaría una relación. Me entiendes, ¿verdad?
HUGO: Aha…
Andrea mira al joven, molesta.
ANDREA: ¿Me estás escuchando?
Hugo sonríe forzadamente.
HUGO: Claro que sí.
ANDREA: ¿Y qué opinas?
HUGO: Que tienes tú razón, por supuesto.
ANDREA: ¿Verdad? Entonces estás de acuerdo en que haga lo que te he dicho, ¿no?
HUGO: Claro.
ANDREA: Sí. La verdad es que estaba convencida de que las pastillas era el método más rápido y menos doloroso para el suicidio.
HUGO: (Sorprendido) ¡¿Qué?!
ANDREA: ¿Ves cómo no me estabas escuchando?
HUGO: ¿Estás hablando en serio? ¿Estás pensando en suicidarte?
ANDREA: ¡Qué va! Solo lo he hecho para asegurarme de que no me estabas escuchando… y lo he comprobado.
Hugo baja la cabeza, avergonzado.
HUGO: Yo… lo siento, Andrea. Tengo muchas cosas en la cabeza últimamente.
ANDREA: ¿Qué pasa?
El joven esboza de nuevo una forzada sonrisa.
HUGO: Nada. Nada, no te preocupes. Cuéntame lo que me estabas contando, anda.
ANDREA: Tampoco era gran cosa. Solo que no sé qué hacer con Carlos, eso es todo.
HUGO: Sí le quieres, vuelve con él.
ANDREA: Y dale todos con lo mismo… ni que fuera tan fácil.
HUGO: Es que lo es, Andrea. Los dos os queréis, y no tenéis a nadie que os impida estar juntos. Si no lo estáis, es porque tú eres un poquito estúpida.
ANDREA: (Irónica) Vaya hombre, muchas gracias… ¿se puede saber qué diablos te pasa?
HUGO: ¿A mí? Nada…
ANDREA: Vamos Hugo, que por mucho que me lo acabes de llamar, no soy estúpida. Primero no me escuchas, y ahora me insultas. Está claro que algo te pasa… sueles ser desagradable, pero no tanto.
Hugo, algo molesto, mira su reloj y se levanta, a la vez que suspira.
HUGO: Me tengo que ir.
ANDREA: Pero…
HUGO: Mira tía, no seas estúpida, ¿vale? Tienes la suerte de que la persona a la que quieres también te quiere, y no tenéis ningún impedimento para estar juntos. Créeme, eres muy afortunada. Así que aprovéchalo.
El rubio sale de allí a medio correr, dejando a su amiga pensando en sus palabras.
ANDREA: ¿Y éste de quién cojones me estaba hablando?
HOTEL “PALACE”/ HABITACIÓN 487
Marta se está terminando de maquillar frente al espejo que hay junto a la cama, mientras Alfonso, tirado en ésta completamente desnudo, la mira con una enamorada sonrisa dibujada en su rostro.
ALFONSO: Eres preciosa.
MARTA: (Sonríe) Gracias.
ALFONSO: ¿De verdad te tienes que ir?
MARTA: Sí. Que sea mayor de edad no significa que me haya independizado. No quiero que mis padres se asusten.
Alfonso, sin borrar la sonrisa de su cara, se levanta de la cama y se coloca detrás de la joven, besándole el cuello.
ALFONSO: Llevo unos días queriéndote preguntar una cosa, pero la verdad es que no me atrevo.
MARTA: ¿De qué se trata?
El hombre deja de besarla, y la mira a los ojos a través de su reflejo en el espejo.
ALFONSO: ¿Te ves con otros hombres?
MARTA: (Sorprendida) ¿Cómo?
ALFONSO: Quiero decir, a cambio de dinero. A mí no me cobras, y me imagino que el dinero lo seguirás necesitando…
MARTA: (Sonríe) No, no me veo con otros tíos, ni cobrando ni sin cobrar. A diferencia de la otra vez, ahora no lo estaba haciendo por dinero.
ALFONSO: (Extrañado) ¿Entonces por qué lo hacías?
Los ojos de la joven se encharcan de lágrimas, por lo que esquiva la mirada del hombre.
MARTA: Te lo contaré algún día, pero… todavía no estoy preparada para hacerlo.
ALFONSO: Bien.
Alfonso vuelve a besar el cuello de la joven.
ALFONSO: Por ti esperaré lo que haga falta.
Marta se gira hacia él, sonriente, y le besa apasionadamente. Alfonso le quita la camiseta.
MARTA: (Suspira) Uno rapidito, ¿eh?
ALFONSO: Lo intentaré.
La joven se ríe, y ambos se dejan caer sobre la cama, sin dejar de besarse.
CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA
Ya es completamente de noche. Hugo está en la cocina, preparándose un sándwich de queso, cuando escucha como alguien llega a casa. Óscar no tarda en aparecer por allí.
ÓSCAR: Hola.
HUGO: Buenas.
Óscar, suspirando, se sienta en una de las banquetas.
ÓSCAR: ¿Qué te estás haciendo?
HUGO: Un sándwich de queso.
ÓSCAR: ¿Podrías hacerme uno?
Hugo se gira hacia su compañero, molesto.
HUGO: ¿Acaso tengo cara de mayordomo?
ÓSCAR: Por favor, Hugo… estoy muy cansado.
El joven se queda pensando durante unos segundos, hasta que se gira de nuevo hacia la encimera.
HUGO: ¿Lo quieres también de queso?
ÓSCAR: (Sonríe) Sí. Gracias.
Hugo empieza a prepararlo.
HUGO: (Suspira) ¿Quieres hablar de algo?
ÓSCAR: Supongo que oísteis ayer a Lidia, ¿no?
HUGO: Sí…
ÓSCAR: (Suspira) No sé qué hacer, Hugo. Ella quiere tener al niño y que nos vayamos a vivir juntos.
HUGO: ¿Y tú qué es lo que quieres?
ÓSCAR: Ya te digo que no lo sé. Si decide tener al niño, por supuesto, la apoyaré y la apoyaré en lo que sea.
Hugo se gira hacia su amigo, tendiéndole el bocadillo, y este esboza una agradecida sonrisa a la vez que lo coge.
HUGO: ¿Pero?
ÓSCAR: No sé si me quiero ir a vivir con ella.
HUGO: ¿Tú la quieres?
Óscar se queda en silencio durante unos segundos, pensando.
ÓSCAR: No lo sé… todo esto ha sido muy raro, muy rápido. Y sinceramente, no sé lo que siento por ella.
HUGO: ¿Y no crees que deberías de decírselo antes de que sea demasiado tarde para que os echéis atrás con todo el tema del embarazo?
ÓSCAR: (Suspira) Sí… supongo que sí.
BAR “FOUR”/ INTERIOR
El local ya está cerrado. Claudia está cerrando la caja, mientras Jaime termina de barrer. Después, entra tras la barra y se coloca junto a su amiga.
JAIME: ¿Todo bien?
CLAUDIA: (Sonríe) Todo perfecto.
JAIME: Bien.
Claudia cierra la caja, y los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio.
CLAUDIA: ¿Has limpiado ya todo?
JAIME: Sí, todo en orden.
Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, mirándose, hasta que Claudia se agacha a coger su bolso y sale de la barra, caminando hacia la puerta.
CLAUDIA: Jaime.
JAIME: Dime.
CLAUDIA: (Sonríe) Aunque no lo creas, me alegro de que hayas decidido quedarte en el bar. De verdad.
Jaime le devuelve la sonrisa.
JAIME: Gracias.
CLAUDIA: Hasta mañana.
JAIME: Chao.
Claudia se marcha de allí, volviendo a cerrar la puerta con llave, y el joven no puede evitar el dejar escapar una carcajada, feliz.
CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA
Un nuevo y lluvioso día amanece en la ciudad. Isra se está tomando un café sentado en la encimera, mirando por la ventana, cuando ve a Marta acercarse hacia la puerta. El joven se levanta, y abre la puerta justo antes de que su amiga toque el timbre.
MARTA: Vaya, esto sí que es casualidad.
ISRA: Siento no poder presumir de mis dotes de adivino, pero la verdad es que te he visto por la ventana, y como Hugo y Óscar están durmiendo…
Marta esboza una forzada sonrisa.
MARTA: ¿Puedo pasar?
ISRA: (Sonríe) Sí, claro. Pasa.
La joven entra en la casa e Isra cierra la puerta. Ambos se dirigen hacia el salón.
ISRA: Siéntate. ¿Quieres tomar algo?
MARTA: No, gracias. Estoy bien.
Marta se sienta en el sofá, y el joven hace lo mismo a su lado.
ISRA: Bueno, ¿y a qué debo el honor de una visita tan temprana? Porque la verdad es que me pillas por los pelos, estaba a punto de salir para clase.
MARTA: Si quieres puedo venir más tarde.
ISRA: No, tranquila. Dime.
Marta se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.
MARTA: Estoy muy confundida con todo lo que está pasando con Alfonso, Isra.
ISRA: Alfonso es el hombre ese, ¿verdad?
MARTA: Sí…
ISRA: ¿Y qué está pasando?
Marta baja la cabeza, avergonzada.
MARTA: Nos estamos acostando.
ISRA: No, si eso ya lo sé, así que no te avergüences. Lo que no entiendo es cuál es el problema… bueno, lo entiendo, te lo dije el otro día, pero tú parecías muy segura de lo que estabas haciendo.
MARTA: Y lo estaba.
ISRA: ¿Y qué es lo que ha cambiado?
MARTA: No lo sé… yo… creo que…
La joven coge aire, llenándose de valor.
MARTA: Creo que me estoy enamorando de él.
ISRA: (Sorprendido) ¡¿Qué?!
MARTA: ¡Isra! Vas a despertar a Hugo y a Óscar.
El joven vuelve a su tono de voz normal.
ISRA: ¿Pero cómo te puedes estar enamorando de él? ¡Pero si podría ser tu padre!
MARTA: Tampoco es tan mayor.
ISRA: ¡Marta, por Dios!
MARTA: ¿Qué tienes en contra de él? Si ni siquiera le conoces…
ISRA: Ya. ¿Y tú cómo le conociste?
Marta suspira, intentando no perder la paciencia.
MARTA: ¿A qué viene ahora esa pregunta?
ISRA: Simple curiosidad.
La joven se levanta, suspirando.
MARTA: Creo que no ha sido buena idea venir. Me voy.
Isra también se levanta, arrepentido por su actitud.
ISRA: Marta, espera…
MARTA: (Interrumpiéndole) No Isra, me lo has dejado todo muy claro. Ya veo lo mucho que puedo contar contigo. Adiós.
ISRA: Marta…
Marta sale de la casa, indignada, mientras Isra vuelve a dejarse caer sobre el sofá, arrepentido.
BAR “FOUR”/ INTERIOR
Andrea entra al local. Sin mirar quien hay en el interior se acerca a la barra, donde Jaime está sacando unas tazas del lavavajillas. Al verla, esboza una sonrisa.
JAIME: Buenos días.
ANDREA: Hola. ¿Me pones un café con leche, por favor? En casa se nos ha acabado…
JAIME: Enseguida.
El joven no tarda nada en prepararlo y servirlo.
JAIME: Aquí tienes.
ANDREA: Gracias.
Jaime sigue con su trabajo, mientras la joven mira a su alrededor. No tarda en ver a Carlos leyendo unos apuntes en el sofá donde siempre se sientan. Tras dudarlo durante unos segundos, decide acercarse a él.
ANDREA: Hola.
Carlos ni siquiera levanta la vista.
CARLOS: Buenas…
ANDREA: ¿Puedo sentarme?
CARLOS: Estoy estudiando.
ANDREA: No te molestaré.
El joven piensa durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.
CARLOS: Está bien, siéntate.
ANDREA: (Sonríe) Gracias.
La chica se sienta al lado de su novio y le mira, permaneciendo unos segundos en silencio.
ANDREA: Ya estás de exámenes, ¿no?
CARLOS: Sí. Como todas las universidades, supongo.
ANDREA: Ya… ¿y cómo los llevas?
CARLOS: (Molesto) ¿De verdad te importa?
ANDREA: Por supuesto.
CARLOS: Pues los llevo bien, gracias.
Se quedan de nuevo en silencio. Carlos presta atención a sus apuntes, mientras Andrea le mira atentamente.
ANDREA: ¿Cuánto tiempo vamos a seguir así?
CARLOS: ¿Así cómo?
ANDREA: Sin hablarnos.
CARLOS: (Suspira) Creía que habías dicho que no me ibas a molestar.
ANDREA: Sí, lo sé y lo siento, de verdad, pero es que… me duele tanto que estemos así, sin hablarnos, después de todo lo que hemos pasado juntos.
CARLOS: Bueno, supongo que las cosas tienen que acabar de una u otra manera, y esta ha sido así, ¿no?
ANDREA: Ha sido así porque tú has querido, Carlos… pero eso puede cambiar.
CARLOS: No. No puede.
La joven suspira, decepcionada, y se levanta.
ANDREA: Como quieras. Me voy a hablar con Jaime. Chao.
CARLOS: Adiós.
Andrea regresa hacia la barra ante la atenta mirada de su ex novio, que no se pregunta si habrá actuado bien.
PARQUE “RUISEÑORES”
Ya es por la tarde, y el día ha mejorado bastante. Sigue nublado, pero ya no llueve. Hugo y Lidia pasean por el parque. El joven permanece en silencio, mientras su amiga parece bastante nerviosa.
LIDIA: Gracias por venir, Hugo. La verdad es que necesito hablar con alguien.
El joven sonríe forzadamente.
HUGO: Para eso estamos los amigos, ¿no?
LIDIA: Cierto. Los amigos lo compartimos todo, ¿verdad?
HUGO: Claro.
Los dos continúan andando durante unos segundos en silencio.
LIDIA: Supongo que Óscar ya os habrá contado que estamos esperando un bebé, ¿no?
HUGO: Sí. No quería decirte nada porque no sé si para ti son buenas o malas noticias.
LIDIA: No, si para mí son noticias fantásticas… y creo que precisamente en eso está el problema.
HUGO: ¿En qué?
LIDIA: Pues que para Óscar no lo son tanto.
Hugo finge sorprenderse.
HUGO: ¿En serio?
LIDIA: Sí… ¿a ti no te ha comentado nada?
HUGO: No…
LIDIA: (Suspira) No sé qué hacer, Hugo. Yo le quiero, ¿sabes? Y me aterroriza perderlo. Pero por otra parte, tengo la sensación de que me dejaría tirada si decidiese seguir adelante con el embarazo.
HUGO: Óscar no haría eso. Me puedo llevar mejor o peor con él, pero no es un tío que deje tirado a las personas a las que quiere.
LIDIA: ¿Crees que me quiere?
Hugo recuerda su conversación con Óscar. Tras pensarlo durante unos segundos, esboza una forzada sonrisa.
HUGO: Claro. Sino, no estaría contigo, ¿no?
La joven piensa en silencio.
LIDIA: Sí, tienes razón. No estaría conmigo si no me quisiera.
HUGO: Exacto.
El chico mira su reloj.
HUGO: Oye, si me perdonas, me tengo que ir a hacer unos recados. Nos vemos mañana en clase, ¿vale?
LIDIA: (Sonríe) Muy bien. Hasta mañana.
HUGO: Chao.
Hugo se marcha de allí a toda prisa, bastante dolido por la conversación que acaba de tener con su amiga, mientras esta pone cara de total indignación.
LIDIA: Será falso el tío.
PISO DE MARTA/ DORMITORIO DE MARTA
Comienza a anochecer, y Marta está tranquilamente tumbada en la cama, mirando unas fotografías en el ordenador, cuando escucha unos suaves golpes en la puerta.
MARTA: Adelante.
La puerta se abre, e Isra asoma la cabeza.
ISRA: ¿Puedo pasar?
MARTA: Estoy muy liada.
ISRA: Solo quiero pedirte disculpas por lo de esta mañana.
MARTA: Pues ya lo has hecho, así que te puedes ir.
El joven entra en el dormitorio, cerrando la puerta tras él.
ISRA: No me pienso ir.
MARTA: (Molesta) ¿Qué cojones estás haciendo?
ISRA: Te quiero, Marta.
MARTA: (Sorprendida) ¿Qué?
ISRA: Que te quiero. Estoy completamente enamorado de ti. Y el otro día, cuando te vi con ese tío… algo se rompió dentro de mí. No puedo soportarlo, Marta. No puedo.
La chica está muy confusa.
MARTA: Pero Isra…
ISRA: (Interrumpiéndole) Entiendo que necesites tiempo para pensarlo. No te preocupes, esperaré todo lo que haga falta. Solo quería que supieras eso. Que te quiero.
Isra se marcha de allí, dejando a Marta totalmente sorprendida por lo que acaba de pasar.
PISO DE EDU/ SALÓN
Hugo está sentado en el sofá. Mira a su alrededor, muy nervioso. Hace más de un año que no estaba en ese sofá. Edu no tarda en aparecer por allí, con dos refrescos entre sus manos y, tras ofrecerle uno a su ex novio, se sienta a su lado.
EDU: La verdad es que es una visita bastante sorprendente.
Hugo sonríe forzadamente.
HUGO: Bueno, solo quería saber cómo estabas.
EDU: Estoy muy bien, no te preocupes. Lo del otro día fue solo una bajada de tensión, nada más.
HUGO: Creía que habían sido unas jaquecas.
EDU: (Nervioso) Sí, bueno… fue una mezcla de todo.
HUGO: Chico, pareces un abuelo.
Edu sonríe forzadamente, y Hugo suspira.
HUGO: Sé que me estás ocultando algo, Edu.
EDU: No te estoy ocultando nada.
HUGO: Mira, sé que no tengo derecho a saberlo después de cómo me he comportado durante estos últimos meses, pero…
EDU: (Interrumpiéndole) El que no tenía derecho a venir aquí y pretender que todo fuera como antes, soy yo. Siento todo lo que te he hecho sufrir, Hugo, y no te hablo desde que volví, sino también desde antes de marcharme. Así que entiendo tu comportamiento. De verdad.
Hugo esboza una forzada sonrisa.
HUGO: Podríamos intentar ser amigos, ¿no?
EDU: ¡Claro! Nada me haría más feliz.
HUGO: Bien.
Los dos se quedan en silencio, mirándose fijamente a los ojos. Edu sonríe. Hugo también. El primero se va acercando poco a poco al joven, y éste es incapaz de apartarse. Pero cuando los labios de su Edu se juntan con los suyos, se levanta rápidamente.
HUGO: Yo… creo que será mejor que me vaya.
Edu también se levanta, nervioso.
EDU: Hugo espera, yo…
HUGO: Adiós.
Hugo sale rápidamente de allí. Nada más cerrar la puerta, se apoya en la misma, con los ojos llenos de lágrimas.
CALLES DE GIJÓN
Claudia y Jaime caminan por la calle, y al parecer, por sus carcajadas, mantienen una charla muy divertida. Pronto llegan hasta el portal donde vive la joven, y esta se apoya en la puerta, buscando las llaves en su bolso. No tarda en encontrarlas.
CLAUDIA: Aquí están. Muchas gracias por acompañarme.
JAIME: De nada. Tampoco tengo otra cosa que hacer.
Claudia sonríe forzadamente, y abre la puerta. Después, vuelve a girarse hacia su amigo.
CLAUDIA: Nos vemos mañana.
JAIME: Sí.
A pesar de la despedida, ninguno de los dos hace el amago de moverse. Se miran a los ojos en silencio, y Jaime se acerca poco a poco a la joven, hasta que le termina dando un beso lleno de ternura.
CLAUDIA: ¿Quieres subir?
JAIME: (Sonríe) Por supuesto.
Claudia se ríe y coge de la mano al joven, arrastrándole hacia el interior del portal.
CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN
Un nuevo día empieza a mantener. Hugo permanece sentado en el sofá, con la mirada perdida a través de la enorme cristalera, en algún punto del jardín. Óscar aparece por allí, en pijama, y mira extrañado a su compañero.
ÓSCAR: ¿Has pasado aquí la noche?
HUGO: ¿Eh?
ÓSCAR: No has dormido nada, ¿verdad?
El joven sonríe forzadamente.
HUGO: No mucho.
ÓSCAR: ¿Te pasa algo?
HUGO: No, nada. Estoy bien.
ÓSCAR: Ya…
Los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio, hasta que Óscar se dirige a la cocina.
ÓSCAR: ¿Quieres un café?
HUGO: Sí pero ya voy yo, gracias.
Hugo se levanta del sofá y sigue al joven a la cocina. Óscar empieza a preparar dos cafés.
HUGO: Ayer estuve hablando con Lidia.
ÓSCAR: (Asustado) ¿Qué? ¿Qué le dijiste?
HUGO: Nada de lo que tengas que preocuparte. Estaba rallada por cómo te estás comportando desde lo que te dijo del embarazo, y quería saber si habías hablado algo conmigo.
ÓSCAR: (Sorprendido) ¿De verdad pensó eso?
HUGO: Hombre, si te das cuenta es lo que pasó, así que tampoco debe de ser tan raro.
ÓSCAR: Ya, pero ella no sabe… bueno, ya me entiendes. Solo cree que estamos haciendo esfuerzos por llevarnos mejor.
HUGO: Pues a lo mejor es por eso.
ÓSCAR: ¿Pero qué le dijiste?
HUGO: Ya te digo que no tienes de que preocuparte. Solo le dije que la querías, y que ibas a apoyarla tomase la decisión que tomase.
ÓSCAR: ¿Solo eso?
HUGO: Solo eso.
Óscar termina de preparar los cafés, y le da uno a Hugo.
ÓSCAR: Te dije que no sabía si la quería.
HUGO: ¿Y qué hubiera pasado si le hubiese dicho eso?
ÓSCAR: Que te habría matado en cuanto ella me montase el numerito.
Los dos amigos se ríen, divertidos.
ÓSCAR: Gracias.
HUGO: No hay de qué.
Se quedan en un incómodo silencio, y, para disimular, Hugo se bebe el café de un solo trago.
HUGO: Me voy a dar una ducha rápida. Espérame y nos vamos en coche a la escuela.
ÓSCAR: ¿No deberías quedarte durmiendo?
HUGO: No, ya he faltado suficiente últimamente. Si puedo, ya dormiré está noche.
Hugo sale rápidamente mientras Óscar no puede evitar el esbozar una sonrisa llena de ternura.
FACULTAD DE MEDICINA/ EXTERIOR
Isra sale apresuradamente de la facultad. Comprueba su móvil, pero no tiene ningún mensaje ni ninguna llamada. Camina rápidamente hacia la parada del autobús cuando se da cuenta de que Marta está sentada en un banco, en el medio del camino. Esboza una sonrisa, y se acerca a ella sin dudarlo.
ISRA: Ey, ¿qué haces aquí?
MARTA: Creo que tenemos que hablar, ¿no?
ISRA: Sí, creo que sí.
El pelirrojo no borra la sonrisa de su cara, lo que hace que la chica se sienta todavía más incómoda.
MARTA: Lo siento, Isra.
ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo?
MARTA: Mira, si me hubieras dicho lo que me dijiste ayer hace un par de meses, sabes que mi respuesta habría sido sí sin dudarlo. Pero ahora…
ISRA: (Interrumpiéndola) Pero ahora estás enamorada de ese abuelo.
MARTA: No le llames abuelo, no es tan mayor… y sí, quiero intentarlo con él. Es una historia con muchos años detrás, y no me perdonaría jamás el no intentarlo.
ISRA: ¿Y la nuestra no es una historia de muchos años?
MARTA: No es lo mismo, y lo sabes.
ISRA: Ya.
MARTA: Lo siento.
Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.
ISRA: Sabes que no va a funcionar, ¿verdad?
MARTA: Puede que no, o puede que sí. Pero no me perdonaría jamás el no haberlo intentado.
ISRA: Buena suerte, entonces.
Se vuelven a quedar en silencio.
ISRA: Bueno, pues supongo que ya está todo dicho, así que me voy a casa.
MARTA: Te acompaño.
ISRA: No. Prefiero ir solo, gracias.
MARTA: ¿Estás bien?
ISRA: Sí, tranquila. Solo quiero pasear. Ya nos veremos.
MARTA: Adiós…
Isra empieza a alejarse de allí, con los ojos llenos de lágrimas, mientras su amiga le mira, impotente.
MARTA: Lo siento…
CONTINUARÁ…