MANERAS DE VIVIR

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Hugo continúa tumbado sobre la camilla. El médico le aplica descargas eléctricas intentando reanimarle, pero el joven parece no responder a los estímulos.

 

MÉDICO: Carga a 300, ¡vamos!

 

El médico aplica la nueva descarga, pero el chico no reacciona. En ese momento Andrea, en bata, con un gotero colgando del brazo, y acompañada de Carlos, aparece por allí, y al ver lo que está pasando, se asusta mucho.

 

ANDREA: ¿Qué ha pasado?

 

MÉDICO: Por favor, salga de aquí.

 

Andrea rompe a llorar, desbordada por la situación.

 

ANDREA: ¡Joder, dígame que está pasando!

 

Carlos agarra a la chica para que no se acerque a la camilla.

 

MÉDICO: Sáquela de aquí.

 

ANDREA: ¡No!

 

CARLOS: Vamos, Andrea… déjales hacer su trabajo. Si estás aquí gritando, no les dejas concentrarse.

 

ANDREA: ¡No se puede morir!

 

CARLOS: Y no lo va a hacer, de verdad. Pero déjales hacer su trabajo, porque que estés aquí gritando no les ayuda…

 

Carlos arrastra a la joven hasta salir de la habitación, sin que esta deje de llorar, y una vez que lo ha conseguido, cierra la puerta, mientras el médico y las enfermeras siguen con su trabajo.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime permanece sentado tras la barra del local, el cual permanece cerrado. Mira su reloj, impaciente, cuando se escuchan unos leves golpes en la puerta. Al levantar la mirada ve que se trata de Gregorio, y corre a abrir rápidamente.

 

JAIME: Gracias por venir tan rápido.

 

GREGORIO: ¿Qué pasa?

 

JAIME: Entra.

 

El hombre, extrañado, le hace caso, y Jaime vuelve a cerrar la puerta con llave.

 

JAIME: ¿Quieres tomar algo?

 

GREGORIO: No… tengo una familia que me está esperando en casa, así que te agradecería que fueras rápido.

 

JAIME: Ya… está bien. Mira, creo que podrías tener razón respecto a lo de mis padres, y…

 

GREGORIO: (Interrumpiéndole) ¿En serio?

 

JAIME: Sí… estoy dispuesto a que investiguemos, Gregorio. Veamos si tienes razón o no.

 

El abogado, al escuchar estas palabras, no puede evitar el sonreír, orgulloso.

 

Canción: Have a nice day

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 50

Volver a empezar

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 479

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Andrea duerme plácidamente sobre la camilla de su habitación. Parece algo inquieta, y Carlos la observa, preocupado, sentado en un sillón. La joven al final se termina despertando gritando, asustada, y Carlos la abraza.

 

ANDREA: ¡Joder!

 

CARLOS: Tranquila Andrea, estoy aquí… tan solo ha sido una pesadilla.

 

ANDREA: ¿Cómo está Hugo? ¿Has ido a verle?

 

CARLOS: (Extrañado) No, no he ido, ¿por qué?

 

Andrea no puede evitar el echarse a llorar, desconsolada.

 

ANDREA: He tenido una pesadilla… una pesadilla en la que entraba en parada y no me dejaban entrar a verle…

 

Carlos traga saliva y suspira antes de hablar.

 

CARLOS: Andrea, eso… eso ha pasado de verdad. Pasó anoche.

 

ANDREA: ¿De verdad?

 

El chico asiente, con pena.

 

ANDREA: ¿Cómo está?

 

CARLOS: Consiguieron estabilizarle, así que no te preocupes. Está bien.

 

ANDREA: Quiero ir a verle.

 

CARLOS: No, Andrea, ahora no estás en condiciones. Iremos esta tarde, ¿vale? Yo mismo te acompañaré.

 

Andrea piensa durante unos segundos, y luego mira suplicante a su amigo.

 

ANDREA: Pues entonces ves tú, por favor… quiero asegurarme de que está bien.

 

CARLOS: Te prometo que lo está.

 

ANDREA: Por favor, Carlos…

 

Carlos mira a la joven, hasta que termina sonriendo forzadamente y asintiendo con la cabeza.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime permanece tras la barra del local, preparando unos cafés a un grupo de mujeres, cuando Claudia aparece por allí con bastante mala cara, y se mete también junto a su compañero.

 

CLAUDIA: Buenos días.

 

JAIME: Hola, ¿qué tal?

 

CLAUDIA: Bueno, lo cierto es que he tenido noches mejores.

 

JAIME: Sí, ya me he enterado de lo de Hugo… yo no es que haya hablado mucho con él, pero que susto os habéis tenido que dar, ¿no?

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿De qué estás hablando?

 

JAIME: (Sorprendido) ¿No te has enterado?

 

CLAUDIA: ¿De qué?

 

JAIME: Bueno, parece que anoche Hugo sufrió una parada, pero ya está bien. Llamó Carlos a casa para decírmelo.

 

CLAUDIA: Joder…

 

Claudia se queda muy preocupada, pero de pronto parece caer en algo que no le cuadra.

 

CLAUDIA: Espera un momento… ¿qué quiere decir eso de que Carlos te llamó a casa?

 

JAIME: (Extrañado) Pues eso… que cogió un teléfono desde el hospital, marcó el número, y…

 

CLAUDIA: (Irónica) Muy gracioso… no me lo puedo creer.

 

La joven piensa durante unos segundos, hasta que luego vuelve a coger su bolso y sale de la barra.

 

CLAUDIA: Oye por favor, quédate tú. Tengo unas cosas que hacer… gracias.

 

Claudia sale de allí rápidamente, ante la sorpresa del joven, que suspira.

 

JAIME: Vale, ya veo porque ayudó tanto a que me quedase a pesar de su regreso… para poderse ir cuando le viniese en gana.

 

Jaime continúa sirviendo a sus clientas, sin demasiada gana.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ PASILLOS

 

Carlos llega justo enfrente de la puerta de la habitación 349, donde se encuentra Hugo. Cuando se dispone a entrar escucha unas voces que le hacen detenerse y escuchar con atención.

 

NIEVES: (Off) No puedes estar hablando en serio.

 

JOAQUÍN: (Off) Lo siento Nieves, pero no hay marcha atrás. La decisión está tomada.

 

NIEVES: (Off) ¡Pero es nuestro hijo!

 

JOAQUÍN: (Off) No. Yo ya no tengo ningún hijo…

 

Carlos se queda muy impactado al escuchar estas palabras. No tarda en oír unos pasos que se dirigen hacia la puerta, por lo que se esconde rápidamente encerrándose en la habitación de al lado. Una vez allí se apoya en la pared, suspirando.

 

PISO DE MARTA/ RECIBIDOR

 

Ya es por la tarde. El piso permanece completamente vacío y a oscuras, pero la puerta no tarda en abrirse: el primero que pasa al interior es Isra, que se dirige a subir todas las persianas, para luego volver allí, a la vez que Marta accede al lugar, con Esperanza entre los brazos, dormida.

 

MARTA: Muchas gracias por acompañarnos, Isra.

 

ISRA: (Sonríe) No tienes porque dármelas. Lo hago encantado y lo sabes.

 

Isra mete la maleta de su amiga al piso y cierra la puerta.

 

MARTA: Mis padres acaban de ser abuelos y no han sido capaces de renunciar a su viaje de “negocios”. Si no fuera por ti…

 

ISRA: Oye, ya te he dicho que no tienes porque agradecerme nada. Me quedaré aquí hasta que vuelva tu hermana de sus vacaciones.

 

Los dos se dirigen hacia el salón, donde se sientan en el sofá.

 

MARTA: Isra, no hace falta que hagas eso… me las arreglaré bien yo sola.

 

ISRA: Los dos sabemos que eso no es cierto. Ahora estás en una situación nueva, y al principio vas a necesitar ayuda, porque sino te acabará desbordando por todos los lados.

 

MARTA: ¿Y a tu madre le parecerá bien?

 

ISRA: Mi madre no se entera de nada.

 

MARTA: (Preocupada) ¿Sigue igual?

 

ISRA: Bah, se le pasará pronto.

 

MARTA: Eso espero.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

ISRA: Pues eso, que no hay más que hablar. Me quedo aquí contigo el tiempo que haga falta.

 

Marta piensa durante unos segundos, para luego terminar sonriendo a su amigo, agradecida.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime continúa tras la barra. Parece bastante aburrido, hasta que ve entrar a Laura, lo que le hace esbozar una sonrisa hasta que la chica se acerca hasta él.

 

LAURA: Buenos días.

 

JAIME: Hola. ¿Qué te pongo?

 

LAURA: Una naranjada.

 

JAIME: Enseguida.

 

El joven empieza a prepararla, y mientras lo hace es cuando se da cuenta de la preocupación visible en los ojos de la chica.

 

JAIME: Oye, ¿estás bien?

 

LAURA: ¿Eh? Sí… sí, no te preocupes.

 

JAIME: Ya…

 

LAURA: (Suspira) La verdad es que no, no lo estoy.

 

JAIME: (Sonríe) Y la verdad es que lo sé.

 

Laura le devuelve una forzada sonrisa al camarero, mientras éste termina de servirle.

 

JAIME: ¿Qué pasa?

 

LAURA: ¿Está Claudia?

 

JAIME: No… puso tanto empeño en que me quedase para no trabajar ella. Es más vaga que Paquirrín.

 

La joven no puede evitar el echarse a reír.

 

LAURA: Mira que eres malo…

 

JAIME: Hablo la que estaba deseando que no estuviera para vete tú a saber qué.

 

Esta vez son los dos los que se ríen, divertidos.

 

JAIME: Bueno, cuéntame.

 

LAURA: Se trata de ella y Carlos.

 

JAIME: ¿Ha pasado algo?

 

LAURA: No soporto verles juntos…

 

JAIME: Pero ya no estáis juntos. Deberíais de aceptar que pueda estar con otras personas, ¿no?

 

LAURA: Sí, supongo que sí, no sé. Pero… supongo que es porque mañana empieza el instituto, y el curso lo terminé estando con él, ¿sabes? Nostalgia…

 

El joven sonríe, comprensivo.

 

JAIME: La nostalgia es bonita, ¿no?

 

LAURA: (Extrañada) ¿Y eso por qué?

 

JAIME: Bueno, porque quiere decir que por lo menos fue bonito mientras duró, ¿no?

 

LAURA: Visto así…

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, y Jaime empieza a acariciar la cara de la joven.

 

JAIME: Laura, tú eres una chica muy linda, inteligente, agradable y simpática. Estoy seguro de que si rompiste con Carlos es porque no era el hombre que te correspondía… y estoy seguro de que algún día ese hombre llegará.

 

LAURA: (Sonríe) Eres todo un caballero.

 

JAIME: Lo soy.

 

Ambos se ríen, divertidos.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 479

 

Ya es de noche. Andrea permanece sentada en la camilla, leyendo una revista, cuando Carlos aparece por allí con un par de bolsas de plástico y una sonrisa de oreja a oreja.

 

CARLOS: Buenas noches.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Qué estás haciendo aquí?

 

CARLOS: Bueno, estaba en casa, pensando en que estarías sola y que mañana deberías empezar el instituto, así que me imagine que estarías deprimida… y aquí estoy, no pienso dejar que lo hagas.

 

ANDREA: (Sonríe) Gracias, pero no lo estoy. Nunca viene mal saltarse un día de clase, aunque tenga que ser el primero, ¿no?

 

Carlos se ríe, divertido.

 

CARLOS: Tienes suerte de que te aceptaran la matrícula.

 

ANDREA: Sí, sí que la tengo. No pensaba que me lo permitieran, y menos sin ir yo.

 

CARLOS: Pues ya ves, eres afortunada.

 

La chica sonríe forzadamente.

 

ANDREA: Sí, supongo que lo soy.

 

CARLOS: ¿Has hablado ya con Manuel?

 

ANDREA: No… todavía no.

 

CARLOS: ¿Cuándo piensas hacerlo?

 

ANDREA: (Suspira) No tengo la menor idea.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

 

CARLOS: Al menos sabrá que has perdido al hijo que estabais esperando, ¿no?

 

La joven baja la cabeza, avergonzada.

 

CARLOS: (Molesto) ¡No me lo puedo creer! ¿No crees que tiene derecho a saberlo? Se le veía muy ilusionado, sobre todo sabiendo que ha dejado todo lo que ha dejado por ti.

 

ANDREA: Sí, claro que lo sé. Pero no sé como cojones decírselo. No es tan fácil.

 

A Andrea se le llenan los ojos de lágrimas, y Fer se sienta a su lado, comprensivo.

 

CARLOS: Vamos, Andrea, tranquila… lo siento.

 

ANDREA: No, no tienes nada que sentir… si sé que tienes razón. Pero no sé como decírselo… yo creo que él me quiere.

 

CARLOS: ¿Y tú le quieres a él?

 

La joven piensa durante unos segundos, hasta que no puede evitar el echarse a llorar.

 

ANDREA: No… creo que no.

 

CARLOS: En ese caso, cuanto antes se lo digas, mejor. Y si quieres, yo estaré a tu lado.

 

ANDREA: Gracias, Carlos…

 

CARLOS: (Sonríe) No me las des. Y por cierto, dame una sonrisa, que yo he venido a animarte y parece que lo único que he hecho ha sido deprimirte, y eso no, ¿eh?

 

Los dos jóvenes no pueden evitar el echarse a reír, divertidos.

 

PISO DE MARTA/ COCINA

 

Isra hace el desayuno mientras tararea una canción. Ya está completamente vestido y aseado cuando Marta aparece por allí, todavía en pijama y con cara de sueño.

 

MARTA: Buenos días.

 

ISRA: ¿Aún estás así?

 

MARTA: No he pegado ojo en toda la noche. La niña no ha parado de llorar.

 

ISRA: Es lo que tiene tener una recién nacida, supongo.

 

Marta se sienta en una de las sillas, suspirando.

 

MARTA: (Irónica) Muy agudo.

 

Isra sonríe, mientras acerca una tazón de leche a su amiga, ante la sonrisa agradecida de esta.

 

ISRA: Aquí tienes.

 

MARTA: Muchas gracias.

 

El pelirrojo, con otro tazón, se sienta a su lado.

 

MARTA: Yo… no creo que vaya a ir hoy al instituto. Ahora que Esperanza parece que se ha dormido, me gustaría ver si consigo descansar un ratillo.

 

ISRA: Claro, tranquila. Al fin y al cabo es la presentación, no te perderás nada.

 

MARTA: Explícale a quien sea mi nuevo tutor. Mañana iré como sea.

 

ISRA: Lo haré, no te preocupes. Y en cuanto terminen las clases, vendré para que puedas seguir descansando… además, esta noche me quedaré yo al cuidado de la peque.

 

MARTA: No, Isra.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Cómo que no? ¿Por qué? Creía que estabas de acuerdo en que te ayudará esta semana, hasta que vinieran tus padres…

 

MARTA: Y lo estoy, y también muy agradecida por querer ayudarme tanto, pero tu madre ahora también te necesita.

 

ISRA: Pero mi madre no me necesita tanto como tú. Ahora está bastante mejor.

 

MARTA: Isra, por favor, que está saliendo de una depresión, no es ninguna tontería.

 

ISRA: (Molesto) Lleva todo el verano saliendo de la depresión. Ya es hora de que lo haga definitivamente.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

 

MARTA: ¿No le piensas perdonar nunca lo de Martín?

 

ISRA: Me quitó al hombre de mi vida, Marta. La primera vez que estaba enamorado, ni con Edu sentí algo así… y ella se encargó de quitármelo de mi lado. Eso no es fácil de perdonar.

 

Marta mira a su amigo, sin saber que decirle.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime permanece tras la barra, limpiando la vajilla, mientras un grupo de mujeres se toman un café sentadas en una de las mesas. Claudia entra al local rápidamente, bastante ajetreada.

 

CLAUDIA: Lo siento, perdón por el retraso.

 

JAIME: (Molesto) No te preocupes, es algo habitual ya.

 

Claudia se coloca tras la barra, mirando a su compañero de muy mala manera.

 

CLAUDIA: ¿Qué quieres decir con eso?

 

JAIME: Pues que no me extraña que quisieras un compañero… trabajas menos que la monarquía.

 

CLAUDIA: (Irónica) Muy gracioso. Mira, no me toques la moral, porque así como conseguí que te contratasen, puedo conseguir que te echen, ¿vale?

 

Claudia se mete al almacén, molesta, ante la sorprendida mirada de Jaime, aunque no tarda en regresar de nuevo.

 

JAIME: Claudia, ¿estás bien?

 

CLAUDIA: Eh… claro, ¿por qué?

 

JAIME: Estás… rara.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Yo? ¿Por qué?

 

JAIME: No sé, la contestación que me has dado, la cara que llevas… no es normal en ti.

 

Claudia no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

CLAUDIA: Oh, eso es normal en mí. Casi no nos hemos conocido con los juicios y tal, pero lo iremos haciendo, no te preocupes.

 

JAIME: Ya… ¿y cómo van las cosas con Carlos?

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Perdona?

 

JAIME: Eso, qué como os va.

 

CLAUDIA: Pues bien, como siempre.

 

Jaime mira a la joven, sin creerla.

 

JAIME: Ya, sí…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que el chico termina suspirando.

 

JAIME: ¿Por qué me mientes?

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿A qué te refieres?

 

JAIME: Vivo con Carlos. No sé. Las cosas no están ahora como cuando empezasteis.

 

CLAUDIA: ¿Cuándo empezamos a qué? Carlos y yo nunca hemos sido pareja, solo pasamos un buen rato y ya está.

 

JAIME: Pero tú le quieres.

 

CLAUDIA: No digas chorradas.

 

JAIME: ¿Cómo que no diga chorradas? Solo hay que ver como le miras, que te mueres por estar a su lado.

 

CLAUDIA: No sigas por ahí.

 

JAIME: ¿Acaso estoy mintiendo?

 

Claudia suspira, intentando no perder la paciencia.

 

CLAUDIA: Mira Jaime, cállate ya. No tienes ni idea de nada de lo que pasa por nuestras cabezas.

 

Claudia se aleja de allí bastante molesta, metiéndose al almacén, y Jaime no pude evitar el esbozar una divertida sonrisa.

 

JAIME: Eso es lo que tú te crees…

 

INSTITUTO SAN JORGE/ EXTERIOR

 

El sol cae con fuerza sobre la calle. Laura, impaciente, espera en la puerta del instituto, donde la gente no cesa de entrar. No tarda en ver a lo lejos a Isra, que pronto llega hasta ella.

 

ISRA: Buenas.

 

LAURA: (Suspira) ¡Ya era hora! Empezaba a pensar que iba a estar yo sola el primer día… ¿y Marta?

 

ISRA: No va a venir hoy.

 

LAURA: (Preocupada) ¿Y eso? ¿Qué ha pasado? ¿Se encuentra bien?

 

ISRA: Sí, sí, lo que pasa que no ha pasado buena noche… ya sabes, problemas de madre primeriza.

 

Laura no puede evitar el echarse a reír.

 

LAURA: Debe de ser muy difícil ser madre primeriza y tan joven, ¿eh?

 

ISRA: Sí, no debe de ser nada fácil, pero tiene que atenerse a las consecuencias. Menos mal que no te hizo caso respecto al aborto, porque ahora en vez de no haber venido por haber pasado una mala noche no habría venido por depresión o porque se habría suicidado directamente.

 

LAURA: Joder, mira que eres dramático.

 

ISRA: Ah, ¿acaso no es verdad?

 

LAURA: ¡Pues claro que no! Por cierto, la que tiene una depresión de la ostia es tu madre. Se la encontró el otro día la mía en el súper, y me dijo que la vio echa polvo. ¿Te has pasado a verla?

 

ISRA: No, y dudo mucho que lo haga. No me apetece verla.

 

LAURA: Sabes porque está así, ¿no?

 

ISRA: No intentes echarme a mí la culpa, porque no la tengo. Si está ella sola, es porque se lo ha buscado.

 

LAURA: No te la estoy echando a ti. Pero es tu madre. No puedes dejarla sola, ahora necesita tu apoyo. Joder, que la depresión le ha venido al verse sola, Isra, y vale que tendrías tus motivos, no te lo niego, pero ¿de verdad crees que no ha tenido ya suficiente castigo?

 

Isra mira a su amiga, sin saber muy bien que responder.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 479

 

Andrea mete la poca ropa que tenía en el hospital en una bolsa, con los ojos llenos de lágrimas, cuando Carlos entra por allí con un bonito ramo de flores, y le tapa los ojos.

 

CARLOS: Sorpresa.

 

La chica se gira hacia su amigo, sonriendo forzadamente.

 

ANDREA: Hola.

 

CARLOS: (Preocupado) ¿Estás bien?

 

ANDREA: Sí… sí, claro que sí.

 

Carlos se sienta en la cama, suspirando.

 

CARLOS: Andrea… que nos vamos conociendo.

 

ANDREA: (Sonríe) ¿Sabes? Ya he hablado con Manuel. Le he explicado todo, como tú me dijiste.

 

CARLOS: ¿Y cómo se lo ha tomado?

 

ANDREA: La verdad es que no muy bien, pero bueno… era lo que tenía que hacer, ¿no?

 

CARLOS: Claro que sí… pero no te pasa solo eso, ¿verdad?

 

Andrea sonríe forzadamente, y se sienta al lado de su amigo.

 

ANDREA: No, no es solo eso.

 

CARLOS: ¿Y me lo vas a contar, o te lo voy a tener que sacar a la fuerza?

 

La joven hace una pausa, para luego terminar suspirando.

 

ANDREA: Mi madre vino a verme esta mañana… a decirme que se va.

 

CARLOS: ¿Qué se va de vacaciones?

 

ANDREA: No. Se va a vivir a Barcelona.

 

CARLOS: (Asustado) ¿Te vas con ella?

 

ANDREA: No quiero irme… pero mucho me temo que vaya a tener que hacerlo.

 

CARLOS: ¿Por qué?

 

ANDREA: ¿Qué voy a hacer yo aquí sola? ¿Dónde voy a vivir?

 

CARLOS: Por eso no hay problema. Sabes perfectamente que te puedes venir a casa con Jaime y conmigo.

 

ANDREA: No digas tonterías. No os quedan habitaciones, y paso de dormir en un sofá.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Carlos parece caer en algo, y sonríe.

 

CARLOS: ¿Sabes? No te preocupes. Creo que tengo la solución…

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Cuál?

 

CARLOS: Ya te la contaré… pero vamos, terminemos de recoger y vámonos.

 

Andrea, a pesar de no tenerlas todas consigo, hace caso a su amigo y cierra la bolsa.

 

BAR FOUR/ INTERIOR

 

Claudia y Jaime están tras la barra. Parecen sentirse bastante incómodos, cuando Marta entra por ahí, llevando a Esperanza en el carrito, y con cara de tener muchísimo sueño.

 

CLAUDIA: ¡Ey, buenas!

 

La chica sale de detrás de la barra, y se acerca a su amiga, abrazándola, y mira a Esperanza.

 

CLAUDIA: Pero que preciosidad de criatura.

 

MARTA: Sí, pero dormida estaría mucho mejor.

 

Jaime también sale de detrás de la barra, mirando a Esperanza sonriendo.

 

JAIME: ¿Una mala noche?

 

MARTA: Malísima. Apenas he pegado ojo, no ha parado de llorar ni un solo segundo.

 

CLAUDIA: ¿No se iba a quedar Isra para ayudarte?

 

MARTA: Sí, pero ha dormido en el sofá y no quería despertarle.

 

JAIME: Bueno, también es normal que llore tanto. Hasta que se acostumbre a la casa, y todo…

 

MARTA: (Suspira) Pues si ya lo sé. Y sabía que era difícil ser madre, pero… no tanto.

 

Jaime y Claudia se miran en silencio, sin saber muy bien que decir a su amiga, hasta que la joven camarera esboza una sonrisa.

 

CLAUDIA: ¿Quieres dejarnos a la niña aquí mientras te vas a casa y te echas una siesta?

 

MARTA y JAIME: (Sorprendidos) ¿Lo dices en serio?

 

CLAUDIA: Claro. Últimamente con la crisis, no tenemos mucha gente por aquí. Nos entretenemos un poco, y tú puedes descansar.

 

MARTA: No sé…

 

JAIME: No se querrá separar de su niña. Solo lleva un día con ella, es normal.

 

CLAUDIA: (Molesta) Déjala que conteste ella, ¿no?

 

MARTA: Hombre, es bastante tentador…

 

Claudia aparta suavemente a Marta del carrito, sonriendo.

 

CLAUDIA: Pues no se hable más. Vete a casa, descansa y ven cuando quieras, que aquí estaremos.

 

MARTA: ¿De verdad no os molesta?

 

CLAUDIA: (Riendo) ¿Cómo nos va a molestar, si te lo hemos propuesto nosotros?

 

MARTA: Ya… bueno, está bien.

 

Marta se acerca a Esperanza, dándole un beso lleno de ternura en la frente.

 

MARTA: Luego vuelvo a por ti, pequeña. Hasta luego.

 

JAIME: Chao.

 

CLAUDIA: Adiós, y estate tranquila.

 

Marta se marcha, y Jaime mira muy molesto a su compañera, la cual se extraña.

 

CLAUDIA: ¿Qué pasa?

 

JAIME: ¿Por qué has hecho esto?

 

CLAUDIA: ¿El qué?

 

JAIME: Estamos trabajando, como venga el jefe se nos va a caer el pelo si nos ve de canguros también.

 

CLAUDIA: Le estamos haciendo un favor a una amiga, ¿eso es tan malo?

 

JAIME: Depende del favor.

 

Jaime se dirige hacia el almacén, molesto, y Claudia, suspirando, coge a la niña y la alza en brazos, sonriente.

 

CLAUDIA: No te preocupes, es un aburrido, ¿verdad que sí? ¿A qué es un aburrido?

 

La niña se ríe.

 

INSTITUTO SAN JORGE/ EXTERIOR

 

La gente empieza a salir del instituto. Entre ellos se encuentran Laura e Isra, que charlan animadamente, mientras se intentan abrir paso entre sus compañeros.

 

ISRA: No me da ni gota buena espina la nueva tutora. No sé porque Manuel se tenía que enrollar con Andrea y pirarse así.

 

LAURA: Bueno, en asuntos de corazón parece que no manda nadie, ¿no?

 

Isra mira sorprendido a su amiga.

 

ISRA: Vaya, parece que hoy estás romanticona, ¿eh?

 

LAURA: (Riendo) Bueno, ya sabes. Cuando me da la venada por ahí, me da.

 

ISRA: No, desde luego…

 

Isra acompaña a su amiga en las risas.

 

LAURA: Oye, ¿al final que vas a hacer? ¿Vas a ir a ver a tu madre?

 

El chico se encoge de hombros, resignado.

 

ISRA: No me queda otro remedio, ¿no? Con lo pesaditos que estáis todos con ese tema…

 

LAURA: ¿Pesaditos? Isra, nosotros solo intentamos ayudarte, porque tu madre no…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) Ya vale, Laura. Ya te he dicho que voy a ir, ¿sí? Pues ya está, ¿qué más quieres que te diga?

 

LAURA: (Suspira) Nada. No quiero que me digas nada más.

 

Los dos jóvenes continúan andando juntos, aunque ambos parecen bastante molestos.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es por la tarde, y Claudia está allí jugueteando con la niña mientras el local permanece completamente vacío, cuando Carlos aparece por allí y mira todo, extrañado, mientras se acerca a la barra.

 

CARLOS: Que vacío está todo esto, ¿no?

 

CLAUDIA: (Sonríe) Hola. Ya ves, parece que la gente ve una niña y salen corriendo.

 

CARLOS: Vaya, ¿y qué haces tú con Esperanza? ¿Desde cuando te gustan los niños?

 

CLAUDIA: Marta quería descansar, y pensé que sería buena idea que me quedase con ella un rato.

 

CARLOS: Muy amable.

 

CLAUDIA: (Sonríe) Gracias. ¿Te pongo algo?

 

CARLOS: Una cañita, anda.

 

CLAUDIA: Enseguida.

 

Claudia empieza a prepararla, mientras Carlos se sienta en una de las butacas, sonriendo a Esperanza.

 

CLAUDIA: Aquí tienes.

 

CARLOS: Muchas gracias. Realmente también venía a hablar contigo. Tengo que pedirte un favor.

 

CLAUDIA: Ah, claro, dime.

 

CARLOS: Verás… la madre de Andrea se marcha a vivir a Barcelona, pero a ella le gustaría mucho quedarse.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Y qué tengo que ver yo con eso?

 

CARLOS: Andrea ya es mayor de edad, y podría independizarse. El problema es que no tiene ni piso, ni trabajo. A mí casa no puede venir, porque ya estamos Jaime y yo, y no tenemos más camas…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Espera, espera un momento. No me estarás pidiendo que se quede conmigo, ¿verdad?

 

CARLOS: No es tan mala idea, ¿no?

 

CLAUDIA: Andrea y yo no nos llevamos demasiado bien. Ya sabes lo que pasó el año pasado con David, y… no sé si sería conveniente que viviésemos juntas.

 

CARLOS: Pero eso ya lo habíais arreglado y solucionado, ¿no?

 

CLAUDIA: Sí, pero ya te digo, no sé si sería conveniente jugárnosla así, de esas maneras. Podríamos llegar a acabar muy mal.

 

CARLOS: Dale una oportunidad, Claudia. Solo una, si no funciona, la echas, pero… dásela. Todo el mundo la merece, ¿no?

 

Claudia piensa durante unos segundos, hasta que termina suspirando.

 

CLAUDIA: Está bien, dile que se pase por aquí y hablaré con ella… pero no prometo nada, ¿eh?

 

CARLOS: (Sonríe) Fantástico. Sabía que cederías, eres la mejor. No dudé de ti en ningún momento.

 

Carlos da un pico a la chica, y sale del local bastante contento, mientras Claudia no puede evitar el esbozar una misteriosa sonrisa.

 

PISO DE ISRA/ RECIBIDOR

 

La casa está completamente a oscuras. Se oye ruidos de llaves en la puerta, la cual no se tarda en abrir, dando paso a Jaime y a Isra, el cual deja las llaves en la mesita y cierra la puerta tras él.

 

ISRA: Oye Jaime, muchas gracias por acompañarme. Esto… puede ser algo violento.

 

JAIME: No me las des. Sé que apenas hemos hablado, pero te vi tan chafado en el Four ante el hecho de tener que venir, que fue lo mínimo que podía hacer… además, ahora que esta vacío con la niña, más.

 

VALEN: (Sonríe) Pasa, anda.

 

JAIME: Gracias.

 

El joven se dirige hacia el salón, mientras Isra va encendiendo las luces.

 

JAIME: (Off) Joder, Isra…

 

ISRA: ¿Qué pasa?

 

Isra llega hasta el salón, y se sorprende al ver a su madre tirada en el suelo. Rápidamente se agacha frente a ella.

 

ISRA: ¡Mierda! Mamá… ¡mamá!

 

JAIME: Isra… deberías de ver esto.

 

El chico mira hacia donde señala Jaime, y, asustado, ve un bote de pastillas vacío sobre la mesa.

 

CONTINUARÁ…