MANERAS DE VIVIR
.- La noche cae sobre la ciudad. El Four ya está cerrado, y Claudia limpia a conciencia el suelo, cuando oye unos leves golpes en la puerta. Extrañada, se gira y ve a Germán al otro lado,
sonriéndole. Tras pensar unos segundos, se dirige a abrir.
GERMÁN: Buenas noches.
CLAUDIA: (Molesta) ¿Qué estás haciendo aquí?
Germán entra al local a pesar de no haber sido invitado, y Claudia se gira hacia él suspirando, pero dejando la puerta abierta.
GERMÁN: Tenemos que hablar.
CLAUDIA: Te dije que te avisaría cuando supiera algo de mi madre, pero no se ha dado el caso así que no sé de que vamos a tener que hablar.
GERMÁN: ¿Crees que soy gilipollas?
CLAUDIA: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?
GERMÁN: Que a mí no me engañas, sé perfectamente que tu madre se ha puesto en contacto contigo… o tú con ella, como quieras decirlo.
Claudia se queda callada sin saber que decir, pero no tarda mucho en dejar escapar una sonora carcajada.
CLAUDIA: Joder tío, te estás volviendo loco. No sé nada de ella desde hace meses.
Germán suspira mientras se sienta en una de las butacas.
GERMÁN: Mira Claudia, te he estado siguiendo todos estos meses… así que deja de mentirme, por favor.
CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Qué has hecho qué?
GERMÁN: (Riendo) Vamos, por favor, no te hagas la sorprendida porque te lo advertí.
CLAUDIA: No creí que fueras capaz de hacerlo.
GERMÁN: Parece mentira que no me conozcas… sabes que soy capaz de eso y de mucho más.
La joven mira al hombre verdaderamente molesta, y cuando está a punto contestar un sonido la detiene.
ELISA: (Off) Ya basta.
Los dos se giran, sorprendidos, y ven a Elisa apoyada en el marco de la puerta, con un aspecto muy demacrado.
CLAUDIA: Mamá, ¿qué estás haciendo?
ELISA: Tranquila hija, está todo bajo control.
CLAUDIA: (Preocupada) ¿Qué quiere decir eso?
Elisa, ignorando la pregunta de su hija, mira a Germán.
ELISA: Me querías a mí, ¿no?
GERMÁN: Por supuesto.
ELISA: Muy bien, pues aquí me tienes… a mí, toda tuya, mientras dejes tranquila a mi hija a partir de ahora.
GERMÁN: (Sonríe) Será un placer… vamos.
Germán coge a la mujer del brazo, y, arrastrándola, se dirige hacia la puerta.
CLAUDIA: ¡Mamá!
ELISA: Tranquila, hija. Estaré bien.
CLAUDIA: ¡Hijo de puta!
La joven se abalanza sobre el hombre, pero éste, demostrando sus grandes reflejos, consigue esquivarla y darle un puñetazo en la cara, que la tira al suelo ante el grito de Elisa.
GERMÁN: Te dije que no te metieras en esto, Claudia… que no era cosa tuya.
CLAUDIA: Fuiste tú el que me metiste.
Germán niega con la cabeza mientras sale por la puerta sin soltar a Elisa. Claudia, en el suelo todavía, rompe a llorar desesperada.
.- Isra permanece tumbado en su cama dando un repaso a unos apuntes, cuando oye unos leves golpes en la puerta. Extrañado, se levanta y la abre, encontrándose frente a frente con Edu.
ISRA: Ey, buenas. Que sorpresa, ¿cómo has entrado?
EDU: Me encontré a tu madre en el rellano cuando se iba a trabajar, y me dejó las llaves. Por cierto, toma.
Edu le tiende las llaves e Isra las coge para dejarlas en el escritorio.
ISRA: Gracias… pero pasa, no te quedes ahí.
El joven sonríe y entra al dormitorio cerrando la puerta tras él. Ambos jóvenes se sientan en la cama.
ISRA: No es que me moleste, Edu, pero… ¿a que viene esta visita tan tardía?
EDU: Tenemos que hablar.
ISRA: Si es sobre…
EDU: (Interrumpiéndole) No, no es sobre eso.
ISRA: (Sonríe) Bien, entonces dime.
Edu piensa durante unos segundos. Parece estar buscando las palabras adecuadas.
EDU: La semana pasada vino a verme el representante Academia Superior de Danza de Nueva York.
ISRA: (Sorprendido) ¿En serio?
EDU: Sí. Y bueno, me… me ofrecieron que me fuera allí a estudiar.
ISRA: Joder tío, que fuerte, me alegro un montón. Era tu sueño, ¿no?
El joven sonríe forzadamente.
EDU: Sí…
ISRA: No pareces muy ilusionado… ¿cuándo te vas?
EDU: Si acepto, la semana que viene.
ISRA: (Extrañado) ¿Aún no has aceptado?
EDU: No.
ISRA: Joder tío, ¿y a qué estás esperando?
EDU: A ti.
ISRA: ¿A mí?
EDU: Depende de ti, Isra.
El pelirrojo mira a su amigo, sin terminar de entender lo que le está queriendo decir.
ISRA: ¿El qué depende de mí?
EDU: Mi respuesta. Si me quieres y me dices que me quede, me quedaré. Si es al contrario… me iré. La cosa es que me quede con uno de mis dos sueños.
Isra mira al joven bajando la cabeza, sin saber que decir.
TÍTULOS DE CRÉDITO: "Have a nice day" Bon Jovi
Kristen Bell, David Gallagher, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Hayden Panettiere, Emma Watson.
Capítulo 47.
LA ÚLTIMA VEZ I
.- Un nuevo día ha amanecido en la ciudad. Ya es la hora del recreo del instituto, y Marta e Isra pasean por fuera del recinto. Isra parece preocupado, a la par de que su amiga está muy
sorprendida.
MARTA: ¿En serio te dijo eso?
ISRA: Exactamente eso. Me quedé súper fresco… es muy fuerte.
MARTA: Desde luego que lo es… ¿y tú que le contestaste?
ISRA: Nada.
MARTA: (Sorprendida) ¿Nada? ¿Cómo que nada? ¿Le quieres, quieres estar con él?
Isra piensa durante unos segundos, y luego suspira.
ISRA: No, claro que no. Pero tampoco estoy seguro de que quiera que se vaya…
MARTA: Será triste, ¿verdad? Cada vez quedamos menos…
ISRA: Sí…
Los dos se quedan en silencio unos segundos.
MARTA: Pero Isra, no puedes ser egoísta… te dijo que tenía dos sueños, irse a Nueva York y estar contigo. Si no se va a Nueva York y encima no está contigo… ¿no crees que eso es un
poco egoísta?
ISRA: Ya… ¿y no crees que es un poco egoísta que haya puesto esa decisión tan importante en mis manos?
MARTA: Sí, claro que sí.
A Isra se le llenan los ojos de lágrimas.
ISRA: Si se va me sentiré muy solo, pero si se queda… me sentiré fatal.
MARTA: ¿Y qué vas a hacer?
ISRA: (Suspira) No lo sé, Marta… no lo sé, pero créeme, ojala lo supiera.
Marta mira a su amigo, preocupada.
.- Manuel se encuentra tras la mesa de su despacho, corrigiendo unos exámenes, cuando unos leves golpes se escuchan en la puerta. El hombre, extrañado, levanta la mirada.
MANUEL: Adelante.
La puerta se abre, dando paso a Andrea.
ANDREA: ¿Puedo pasar?
MANUEL: (Suspira) No sé si es buena idea, Andrea.
ANDREA: Es importante.
Manuel piensa durante unos segundos, para luego terminar suspirando de nuevo.
MANUEL: Está bien, pasa… pero solo un momento.
ANDREA: Sí, no te preocupes. Seré breve.
La joven accede al interior del despacho, cerrando la puerta tras ella, y se sienta en una de las sillas sin esperar a que su profesor la invite a sentarse.
MANUEL: Bueno, pues tú dirás.
ANDREA: Esto no es fácil, Manuel.
MANUEL: Has dicho que serías breve.
ANDREA: Y lo seré.
Andrea parece buscar las palabras adecuadas, y termina suspirando.
ANDREA: Estoy embarazada.
MANUEL: (Sorprendido) ¿Cómo?
La chica baja la cabeza, avergonzada.
ANDREA: Lo siento Manuel. Te aseguro que no entraba dentro de mis planes, pero…
MANUEL: (Interrumpiéndole) ¿Es mío?
ANDREA: (Suspira) No te lo podría decir seguro, pero… es más que probable. Hace un tiempo ya que no me acuesto con nadie más que contigo.
Los dos permanecen en silencio unos segundos.
MANUEL: ¿Y qué vamos a hacer?
Andrea se recuesta en la silla, suspirando.
ANDREA: No lo sé… de verdad que no lo sé.
Ambos vuelven a quedarse en silencio, mirándose y sin saber que más decirse.
.- El piso permanece completamente vacío, y solo se escucha el ruido de la ducha. En ese momento la puerta se abre, dando paso a Laura, que cierra la puerta una vez entra.
LAURA: ¿Carlos?
La joven no obtiene respuesta, pero entonces se percata del ruido del agua al caer, por lo que no puede evitar el esbozar una sonrisa.
LAURA: (Susurrando) Ahora vas a ver…
Laura se dirige de manera sigilosa hacia el baño, intentando hacer el menor ruido posible. Una vez llega hasta allí, abre la puerta de igual manera. Tras la cortina de la ducha se ve una silueta
masculina, y la joven no puede evitar que su sonrisa se amplíe todavía más, mientras la corre de golpe.
LAURA: ¡Sorpresa!
Jaime se gira asustado y tapándose su cuerpo todo lo buenamente que puede, mientras Laura se tapa la cara rápidamente, avergonzada.
JAIME: ¿Qué cojones haces?
LAURA: Oh, Dios mío…
Laura sale corriendo de allí, mientras Jaime vuelve a echar la cortina.
JAIME: (Susurrando) Luego nos dicen a los hombres, pero… no sé yo quienes están más salidos…
El joven se sigue duchando, sin poder evitar el dejar escapar una carcajada al recordar lo que acaba de pasar.
.- Claudia se encuentra tras la barra del Four, con la mirada perdida en alguna parte del local, el cual, a su vez, permanece completamente vacío. Andrea entra, y se sienta en una de las butacas sin
que la joven se de cuenta.
ANDREA: Buenos días.
La joven no obtiene respuesta.
ANDREA: Tierra llamando a Claudia, Tierra llamando a Claudia, ¿me escuchas?
Claudia por fin parece volver en sí.
CLAUDIA: Eh… sí, perdona. ¿Quieres tomar algo?
ANDREA: Con un botellín de agua me bastará, gracias.
CLAUDIA: Claro, que tienes que cuidarte, ¿no?
ANDREA: Sí…
Claudia se lo sirve.
CLAUDIA: Oye, ¿y cómo lo llevas? ¿Has hablado ya con tu profesor? Porque estás dejando pasar demasiado tiempo…
ANDREA: Sí, he hablado con él esta mañana.
CLAUDIA: ¿Y qué te ha dicho?
ANDREA: Nada.
CLAUDIA: (Extrañada) ¿Cómo que nada?
ANDREA: Pues que no me ha dicho nada. Simplemente que necesita tiempo para pensar… y ya está.
CLAUDIA: ¿Ya está?
ANDREA: Sí. La verdad es que creo que se quedó bastante impresionado con el tema.
CLAUDIA: Bueno, es normal.
ANDREA: Ya…
Las dos se quedan en silencio unos segundos.
ANDREA: Por cierto, la noche que vine a decírtelo tú también querías contarme algo, pero al final no lo hiciste…
CLAUDIA: (Extrañada) ¿En serio?
ANDREA: Sí.
Claudia piensa unos momentos, hasta que parece caer en lo que la chica le está diciendo.
CLAUDIA: Ah, ya lo recuerdo. Pero no tiene importancia… ahora ya no.
ANDREA: ¿Segura?
CLAUDIA: Sí… sí, no te preocupes.
ANDREA: Bien…
Las dos jóvenes se sumen en un incómodo silencio.
.- Isra permanece sentado en el banco del parque de siempre, esperando impaciente mientras come pipas. No tarda en aparecer por allí Hugo, a un paso bastante ligero.
HUGO: Buenas.
ISRA: Hombre, ya era hora…
HUGO: Sí, perdona el retraso, pero tenía cosas que hacer.
ISRA: (Irónico) ¿Metiéndote una raya?
Hugo suspira, intentando no perder la paciencia.
HUGO: Mira, no tengo tiempo para tonterías ni para que te metas conmigo, solo dime lo que querías decirme y ya está.
ISRA: (Suspira) Es sobre Edu.
HUGO: (Extrañado) ¿Sobre Edu?
ISRA: Sí.
HUGO: Pues siento decirte que eso ya es algo que no me interesa lo más mínimo, así que como no tengas nada más de lo que hablar, creo que me voy a ir.
Isra se queda callado.
HUGO: Muy bien, hasta luego.
Hugo empieza a alejarse de allí, pero Isra no tarda en levantarse y seguirle hasta que le agarra del brazo, haciendo que el joven se gire.
ISRA: Hugo, espera.
HUGO: (Suspira) ¿Qué pasa?
ISRA: Le han ofrecido irse a Nueva York.
HUGO: ¿A Nueva York? ¿A qué?
ISRA: Le han ofrecido una plaza en la Academia Superior de Danza de allí.
Hugo parece sorprendido, aunque intenta disimularlo encogiéndose de hombros.
HUGO: Bueno, eso tampoco es una mala noticia, ¿no? Siempre ha querido entrar allí.
ISRA: Ya… esa no es la mala noticia. La mala noticia es lo que me ha pedido que haga.
HUGO: (Suspira) Isra, no estoy para tonterías, de verdad. ¿Qué te ha pedido?
Isra hace una tensa pausa antes de continuar.
ISRA: Que tome yo la decisión de si va a hacer las pruebas o se queda aquí.
Hugo no puede evitar el echarse a reír, e Isra mira molesto al que una vez fue su amigo.
ISRA: ¿Qué es lo que te parece tan gracioso?
HUGO: No hablas en serio, ¿verdad?
ISRA: Por supuesto que sí, ¿por qué no iba a hacerlo?
HUGO: No me lo puedo creer… joder, ese tío es mucho más patético de lo que creía.
ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo?
HUGO: Pues que es patético que ponga una decisión así en tus manos.
ISRA: ¿Y por qué, si puede saberse?
HUGO: Porque es el sueño de su vida, Isra. Esa decisión no la ha de dejar en tus manos ni en las de nadie. Tendría que haber aceptado con los ojos cerrados.
ISRA: ¿Y por eso es patético?
HUGO: ¿A ti no te lo parece?
ISRA: Me parece mucho más patético salir todas las noches drogado perdido, con un novio que no te quiere y pasando de las personas que te quieren y más te han ayudado.
HUGO: (Molesto) No te permito que me hables así, Isra.
ISRA: Adiós.
Isra se aleja de allí bajo la enfadada mirada de Hugo.
.- Un nuevo día ha amanecido en la ciudad, y ya es la hora del recreo en el instituto. Edu, Laura y Marta se encuentran sentados en una de las mesas de la cafetería, tomándose cada uno de ellos un
café. Mientras Laura parece algo avergonzada, Edu y Marta no pueden parar de reírse.
LAURA: Oye, ya vale, ¿no?
MARTA: Joder tía, es que es buenísimo.
LAURA: Pues yo no le veo la gracia.
EDU: ¿Pero lo dices en serio? Joder, es que suena tanto a tópico…
LAURA: Créeme, ojala estuviera bromeando.
Edu y Marta no pueden evitar el volverse a reír, divertidos.
MARTA: Bueno Edu, pero tampoco exageres… sería tópico si existiese tensión sexual entre ellos, cosa que no es así, ¿verdad?
LAURA: ¿Estás tonta, o qué?
EDU: (Sorprendido) ¿Existe?
LAURA: Se os va la pinza, joder.
Marta está dispuesta a contestar a su amiga cuando el móvil de ésta suena. Los tres ven que es Carlos, pero Laura corta la llamada ante la sorpresa de Edu y Marta, cuyas risas desaparecen de
inmediato.
MARTA: ¿Qué ha sido eso?
LAURA: (Extrañada) ¿El qué?
EDU: Has cortado la llamada de Carlos…
LAURA: Ya, bueno. La verdad es que no tengo muchas ganas de hablar con él hoy.
MARTA: ¿Y eso? No será verdad que te mola Jaime, ¿no?
LAURA: No, no, ya os he dicho que no. Es solo que… me da miedo hablar con él, nada más.
EDU: (Extrañado) ¿Miedo por qué?
Laura se queda pensando unos segundos, y luego suspira.
LAURA: ¿Y si Jaime se lo ha contado? Me moriría de la vergüenza…
MARTA: Sí se lo ha contado, se lo habrá contado como una anécdota divertida… y teniendo en cuenta lo de Raquel y todas esas cosas que habéis vivido con ella, creo que podréis superar
esto también. Al fin y al cabo, no deja de ser eso, una anécdota sin mayor importancia.
EDU: Marta tiene razón. Y si Jaime no se lo ha contado, cuéntaselo tú, porque si no va a pensar que tienes algo que esconder, y entonces si que se pondrán las cosas mal…
Laura mira a sus amigos dudosa, pensando si tienen o no tienen razón.
.- Germán sale de la ducha que hay en el baño del hostal en el que se aloja. Se ata una toalla a la cintura y sale al dormitorio, donde tiene toda la ropa extendida en la cama. Antes de que pueda
empezar a vestirse, suena el timbre. El hombre no puede evitar asustarse. Coge una pistola del cajón de la mesilla, y tras meterla bajo la toalla, se dirige a abrir mientras el timbre suena una vez
más. Al otro lado se encuentra con Claudia, lo que no puede evitar que le sorprenda.
GERMÁN: ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo me has encontrado?
CLAUDIA: Tú no eres el único que sirves para detective, ¿no lo sabías? Porque me molesta enormemente que me infravalores.
Ambos se quedan en un tenso silencio durante unos segundos.
CLAUDIA: ¿Dónde está mi madre?
GERMÁN: No está aquí.
CLAUDIA: Vamos Germán, no soy estúpida. Quiero verla, ¿vale? Quiero saber que está bien.
GERMÁN: Te estoy diciendo que no está aquí. Pero no te preocupes, ella está bien.
CLAUDIA: (Suspira) Quiero pasar.
Germán piensa durante unos segundos, para luego también terminar suspirando y hacerse a un lado.
GERMÁN: Está bien, pasa.
CLAUDIA: (Irónica) Gracias.
La joven accede al interior de la habitación, y Germán, tras cerrar la puerta, la sigue.
CLAUDIA: ¿Vas a decirme donde está?
GERMÁN: No está conmigo.
CLAUDIA: No te estoy preguntando si está o no está contigo. Te estoy preguntando que donde está.
GERMÁN: Te voy a ser sincero, Claudia. Estaba dispuesto a vengarme, quería matarla… pero no pude. Yo no soy un asesino.
CLAUDIA: No, eres un maltratador. Alargas el dolor lo máximo posible…
GERMÁN: He cambiado.
CLAUDIA: Y pretendes demostrarlo así, ¿verdad?
Los dos se quedan en silencio durante unos segundos. La tensión se respira en el ambiente.
CLAUDIA: Te juro que voy a encontrarla… no pienso consentir que le hagas daño… no vas a salirte con la tuya, Germán. Tendrías que estar muerto… porque sí, fui yo la que intentó
matarte, no ella. Y es una pena que pensara que lo había conseguido y te dejara en el suelo… porque te juro que si llego a saber que estabas vivo, no me habría ido tan deprisa. Esto no queda aquí,
Germán. Adiós.
Claudia sale de allí y Germán se queda quieto sin saber que hacer, sorprendido por las palabras de la joven.
.- Edu permanece sentado en uno de los bancos del parque de siempre. Parece nervioso puesto que se fuma un cigarro con rapidez, cuando Isra aparece por allí.
ISRA: Buenas, perdona el retraso.
El joven sonríe forzadamente.
EDU: No te preocupes, ya estoy acostumbrado.
ISRA: Ya.
Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.
EDU: Bueno, y dime, ¿a qué vienen tantas prisas? ¿Tienes ya la respuesta?
ISRA: Sí.
EDU: ¿Y bien?
Isra suspira, intentando reunir el valor para hablar.
ISRA: Mira Edu, lo siento. Tienes que hacer lo que diga tu corazón, pero… yo ya no estoy enamorado de ti. Entré tú y yo nunca va a haber nada… así que si esa es la única razón por la
que te quedarías, no lo hagas. Cumple tu sueño, y se feliz.
Edu se queda impactado por las palabras de su amigo, sin poder evitar que los ojos se le llenen de lágrimas.
EDU: Sabes a lo que me estás empujando, ¿verdad?
ISRA: Sí, claro que lo sé: a que cumplas tu sueño y seas feliz.
EDU: (Suspira) Entonces no hay nada que hacer, ¿no? Estás seguro que nunca volveremos a tener una nueva oportunidad…
ISRA: Lo siento, Edu. La verdad es que… quiero a otra persona.
EDU: Márchate.
ISRA: Edu…
EDU: (Interrumpiéndole) Por favor Isra, quiero estar solo. Lo necesito.
ISRA: Bien… lo siento, de verdad que sí.
Isra empieza a alejarse de allí, y Edu se sienta en el banco, suspirando y sin poder evitar que sus ojos se llenen de lágrimas.
.- Carlos y Jaime están tirados en el sofá de su piso completamente a oscuras, viendo una película mientras se comen un bol de palomitas, cuando el timbre les sobresalta, y ambos se miran
extrañados.
CARLOS: ¿Esperas a alguien?
JAIME: No, ¿tú?
CARLOS: Tampoco…
El timbre vuelve a sonar, y es entonces cuando Carlos se levanta y se dirige a la puerta. Cuando, abre, se encuentra con Laura al otro lado.
CARLOS: Hombre, por fin apareces.
LAURA: (Avergonzada) Hola…
CARLOS: Llevo llamándote todo el día.
LAURA: Sí, lo sé… es que he estado un poco liada, lo siento.
CARLOS: Ya…
Los dos se quedan en silencio unos segundos.
LAURA: ¿Puedo pasar?
Carlos se hace a un lado.
CARLOS: Claro, pasa.
LAURA: (Sonríe) Gracias.
La joven accede al interior, mientras Carlos, tras cerrar la puerta, la sigue. Cuando Laura y Jaime cruzan sus miradas, la chica no puede evitar el ponerse muy nerviosa.
LAURA: Hola Jaime.
JAIME: (Sonríe) Buenas.
CARLOS: Cielo, ¿quieres tomar algo?
LAURA: No, gracias.
CARLOS: Bueno, al menos siéntate. Estábamos viendo una película que está muy bien.
LAURA: Ya… bueno, la verdad es que me gustaría hablar un momento contigo… a solas.
Jaime se levanta del sofá, suspirando algo molesto, pero a su vez sonriendo de mala gana.
JAIME: Bueno, pues… será mejor que me marche a mi cuarto para dejaros solos. Hasta luego.
LAURA: Gracias.
Jaime sonríe a la joven, y se marcha a su habitación, mientras la pareja se sienta en el sofá.
CARLOS: Bien, pues tú dirás.
LAURA: Mira, yo… te quería hablar sobre algo que pasó ayer con Jaime, un desagradable incidente.
CARLOS: ¿Otra vez vas a intentar que eche a mi nuevo compañero de piso? Lo digo porque con Jaime lo vas a tener un poco más difícil.
LAURA: No, no quiero que cambies... al no ser que tú lo veas conveniente, claro.
CARLOS: (Extrañado) Entonces, ¿qué pasa?
Laura coge aire, intentando buscar las palabras adecuadas, visiblemente nerviosa,
LAURA: Verás, ayer… yo… pensaba que tú estabas en la ducha, pero resulto… resultó ser Jaime, y… le vi desnudo.
CARLOS: (Sorprendido) ¿Eso es de lo que tenías tanta urgencia por qué lo hablásemos?
LAURA: (Avergonzada) Sí…
CARLOS: ¡Pero si ya lo sabía!
LAURA: (Sorprendida) ¿Cómo que ya lo sabías? Supongo que te lo habrá dicho Jaime, ¿no?
CARLOS: Claro, ¿quién sino? ¿Es que acaso había alguien más en la ducha aquél día?
LAURA: No… no. Lo siento, Carlos, fue un accidente, yo pensé que eras tú, y…
CARLOS: (Interrumpiéndole) No pasa nada.
LAURA: De verdad, ya te digo que lo siento, pero es que… ¿cómo?
Carlos no puede evitar el echarse a reír.
CARLOS: Que no pasa nada. Fue un accidente, solo eso. No sé porque estás tan preocupada.
LAURA: Bueno, yo…
CARLOS: (Interrumpiéndola) ¿Por eso no me cogías el teléfono?
Laura baja la cabeza, avergonzada.
LAURA: Lo siento.
CARLOS: (Riendo) Anda, pero mira que eres tonta… anda, ven aquí.
La joven pareja se abraza, contentos.
.- Ya es completamente de noche, e Isra permanece de pie frente a la puerta del piso de Martín. Parece bastante nervioso, y tras pensar durante unos segundos, se decide a timbrar. El hombre no tarda
en abrirle, sorprendiéndose al ver allí al adolescente.
MARTÍN: ¡Isra! ¿Qué haces aquí?
El chico, sin mediar palabra, se lanza a besarle. Martín le responde durante unos segundos, pero luego se termina separando.
MARTÍN: ¿Qué estás haciendo?
ISRA: Martín, te quiero. Te quiero, y hoy me he dado cuenta de que no puedo dejarte escapar. Lo siento.
Se quedan mirando en silencio durante unos segundos, para luego pasar de nuevo a besarse apasionadamente. Isra quita la camiseta al novio de su madre sin dejar de hacerlo, mientras entran al piso y
cierran la puerta tras ellos.
.- La habitación del hostal está completamente vacía, a oscuras. De pronto la puerta se abre dando paso a Germán, el cual lleva a Elisa arrastras cogiéndola por los pelos.
GERMÁN: ¡Vamos, entra!
ELISA: ¡Joder, me haces daño!
Una vez dentro, Germán tira a Elisa al suelo y cierra la puerta.
GERMÁN: Ahora ya puedes estar aquí… tu hija no volverá.
ELISA: Cabrón…
Elisa intenta levantarse, pero Germán la coge y la arrastra de nuevo hasta la cama.
GERMÁN: Tú y yo ahora vamos a pasar un muy buen rato…
ELISA: (Asustada) ¿Qué vas a hacer?
GERMÁN: (Sonríe) ¿Tú que crees?
El hombre empieza a quitarse la camisa y a desabrocharse los pantalones, ante la mirada de miedo de Elisa.
ELISA: Ni se te ocurra…
GERMÁN: Oh, sí. Desde luego que se me ocurre.
Germán se lanza sobre la mujer, pero ésta intenta resistirse, iniciando así un forcejeo.
ELISA: ¡Déjame!
GERMÁN: ¡Vamos! Cuanto más fácil lo hagas, antes terminaremos.
La mujer rompe a llorar, y sacando su rabia de lo más dentro, le da una patada al hombre en sus partes íntimas, haciendo que éste caiga sobre la cama retorciéndose de dolor, mientras Elisa se levanta
rápidamente.
GERMÁN: ¡Joder, mala puta!
ELISA: ¡Estás muerto, ¿me oyes?! ¡Muerto!
Elisa sale de allí corriendo, con los ojos llenos de lágrimas y sin volver la vista atrás, mientras Germán continúa tirado en la cama, retorciéndose de dolor.
.- Martín e Isra permanecen tumbados en la cama del hombre, completamente desnudos y tapando sus cuerpos con una fina sábana blanca. Se besan de manera tierna.
ISRA: Ojala pudiéramos estar juntos, ¿verdad?
MARTÍN: Ahora lo estamos.
Isra sonríe forzadamente.
ISRA: No me refiero a eso, sino a una relación más… seria, más formal.
MARTÍN: Eso es imposible, y lo sabes.
ISRA: (Suspira) Lo sé.
Los dos se quedan unos segundos en silencio. Se miran, y vuelven a besarse apasionadamente, cuando la puerta del dormitorio se abre de repente. Los dos, sorprendidos, se giran hacia allí viendo a una
escandalizada Olga bajo el marco de la puerta.
ISRA: ¡Mamá!
OLGA: ¿Qué cojones es esto?
MARTÍN: Olga…
OLGA: (Interrumpiéndole) ¡Cállate! ¡Cállate y quita las manos de encima de mi hijo, depravado!
ISRA: ¡Mamá, no le hables así! Él no me ha obligado a nada.
OLGA: Mira Isra, no empeores las cosas. Lo mejor será que te vistas. Nos vamos.
ISRA: No pienso irme… nos queremos, ¿verdad Martín?
Martín baja la cabeza.
MARTÍN: Isra, creo que… lo mejor será que hagas caso a tu madre.
ISRA: (Sorprendido) Pero…
OLGA: (Interrumpiéndole) Ya lo has oído, Isra. Vámonos.
Isra mira unos segundos en silencio al hombre, con los ojos llenos de lágrimas.
ISRA: Que decepción, Martín… que decepción.
El pelirrojo se levanta y empieza a vestirse, ante la atenta mirada de su madre. Martín se siente incapaz de mirar a ninguno de los dos.
.- Andrea llega hasta el portal de su piso. Parece bastante cansada. Busca las llaves en su bolso, y al levantar la mirada, ve el reflejo de Manuel en el cristal, por lo que se gira, sonriendo
forzadamente.
ANDREA: Ey, hola.
MANUEL: Buenas noches.
ANDREA: ¿Qué haces aquí?
MANUEL: Quiero tener a ese bebé, Andrea.
ANDREA: ¿Cómo?
MANUEL: Que quiero a ese bebé, y te quiero a ti. Quiero que formemos una familia… mira, me han ofrecido una plaza en un colegio privado de Salamanca. En cuanto acabe el curso, nos
iremos para allí.
ANDREA: ¿Hablas en serio?
MANUEL: (Sonríe) Completamente.
Tras permanecer unos segundos en silencio, ambos se besan apasionadamente.
.- Suena de fondo la canción “Wait” de Get Set Go, mientras vamos viendo las imágenes narradas.
Andrea y Manuel continúan besándose en el portal del piso de la joven, sin darse un solo descanso.
El Four ya está cerrado, y Claudia mira las estrellas a través de la ventana, con los ojos llenos de lágrimas.
Hugo y Quique, tumbados en la cama de éste último, esnifan unas rayas entre risas y besos.
Isra está tumbado en su cama, llorando. Martín, en la suya, hace lo mismo.
Edu tiene el móvil en sus manos. Tiene seleccionado el nombre de Teodoro, y tras pensarlo unos segundos, lo marca.
Laura, Carlos y Jaime permanecen sentados en el sofá del piso de los dos chicos. Ambos ven la televisión, pero Laura no puede apartar la mirada del compañero de piso de su novio.
Marta está sentada en su cama, con una sonrisa de oreja a oreja mientras acaricia una pequeña camiseta para su futuro hijo. Se levanta, y tras cruzar la habitación, abre un cajón de la cómoda donde
vemos distintas prendas para bebé. Sin borrar la sonrisa de su cara, la dobla y la mete allí, cerrando después el cajón.
Elisa conduce el coche ya a las afueras de la ciudad, siempre pegada a la costa y con grandes barrancos al otro lado. Tiene los ojos llenos de lágrimas. Conduce a toda prisa, cuando de pronto un
coche se cruza en su camino.
ELISA: ¡Joder!
La mujer da un volantazo consiguiendo esquivar al coche, pero el suyo cae por el barranco…
CONTINUARÁ...