Maneras de Vivir

.- El día acaba de comenzar en la ciudad. Los pasillos del instituto están llenos de gente, y por ellos van Marta y Edu caminando, charlando animadamente mientras esquivan a sus compañeros.

MARTA: La verdad es que la película estuvo súper bien.

EDU: Joder, estuvo genial.

Los dos jóvenes se ríen durante unos segundos.

MARTA: Oye Edu, ¿estás seguro de lo que estuvimos hablando anoche? Es muy arriesgado.

EDU: Sí, estoy completamente decidido. Sé que será duro, y que a lo mejor de momento Hugo no nos lo perdonará… pero cuando vea que lo hemos hecho por él, estoy seguro de que sí que lo hará.

MARTA: Ya…

ISRA: (Off) ¿De qué habláis?

Los dos jóvenes se giran a mirar al chico, el cual se acerca hasta ellos mientras le sonríen falsamente.

EDU: Nada, hablábamos de Hugo…

Marta da un codazo a su amigo, interrumpiéndole, y este intenta fingir su dolor mientras piensa en algo rápidamente.

EDU: … que como hace tanto que no viene al instituto, habíamos pensado en pasar a visitarle un día de estos, ¿qué te parece? ¿Te animas?

ISRA: (Extrañado) ¿Quién? ¿Yo?

MARTA: Bueno, nunca habéis tenido una relación demasiado estrecha, pero es tu amigo, ¿no? Hace días que no le vemos…

Isra sonríe nerviosamente.

ISRA: Sí… sí, claro que somos amigos. Pero la verdad es que ahora mismo estoy un poco liado…

EDU: No te estamos diciendo de ir esta misma tarde. Cuando estemos desocupados, nos pasamos.

ISRA: Bueno, no sé… ya me diréis, ¿vale? Que ahora tengo que ir para la biblioteca. Chao.

EDU y MARTA: Adiós.

Isra se aleja de allí rápidamente, y los dos amigos se miran extrañados por la actitud del chico.

EDU: ¿Y a este que le pasa?

Marta se encoge de hombros, sin saber que decir.

.- Claudia prepara un café tras la barra del “Four”, y se lo sirve a uno de sus clientes. Cuando éste se va hacia una de las mesas, entra Carlos y se acerca a la joven.

CARLOS: Buenos días.

CLAUDIA: (Sorprendida) ¡Hola! ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar trabajando?

CARLOS: No… he dejado el trabajo.

La joven mira a su amigo, sin poderse creer lo que acaba de escuchar.

CLAUDIA: ¿Hablas en serio? ¿Has dejado el trabajo?

CARLOS: Sí…

CLAUDIA: Espero que ahora me digas que ha sido porque tienes algo mejor asegurado…

CARLOS: Me temo que no, que no tengo nada.

CLAUDIA: Joder, cuando se entere Laura, te va a matar. Más te vale tener una buena excusa.

CARLOS: La tengo, créeme.

Claudia mira al chico con curiosidad, y cuando éste está a punto de hablar, se ve interrumpido.

JAIME: (Off) ¿Carlos?

El chico se gira, sorprendido.

CARLOS: ¿Jaime? ¿Jaime Pola?

JAIME: ¡El mismo!

Los dos jóvenes se abrazan, contentos.

CARLOS: ¡Mira Claudia! ¡Este fue mi mejor amigo del instituto!

CLAUDIA: (Sonríe) Encantada.

JAIME: Igualmente.

CARLOS: ¡Joder! ¿Cuánto tiempo hace? Dos o tres años, ¿no?

JAIME: (Riendo) Sí, por ahí.

CARLOS: ¡Joder!

Vuelven a abrazarse.

CARLOS: Anda, si no tienes mucha prisa siéntate y tómate algo conmigo, así nos ponemos al día.

JAIME: Por supuesto, vamos.

Los dos se sientan en las butacas, sin parar de sonreír y charlar.

TÍTULOS DE CRÉDITO: "Have a nice day" Bon Jovi
Kristen Bell, David Gallagher, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Hayden Panettiere, Emma Watson.

Capítulo 45.
LOS SUFRIDOS


.- La mañana ya ha avanzado mucho, y Carlos y Jaime continúan sentados en las butacas del Four, charlando y riendo, mientras Claudia les observa desde el otro lado de la barra, algo molesta.

CARLOS: ¡Claudia, otras dos cañas más, por favor!

Claudia se acerca a ellos suspirando.

CLAUDIA: ¿Otra más? ¿No deberías de estar buscando un trabajo en vez de estar aquí bebiendo un lunes por la mañana?

JAIME: (Divertido) ¿Es tu novia? ¿Qué pasó con Lorena?

CARLOS: (Riendo) No, no es mi novia, aunque este verano lo pasamos muy bien…

Los dos se ríen, y la joven mira muy molesta a ambos.

JAIME: O sea, que ya no estás con Lorena.

CARLOS: No, es una historia muy larga.

JAIME: Joder, pues estaba buenísima.

CARLOS: Lo estaba, sí.

Vuelven a reírse, mientras Claudia cada vez siente más asco por los dos jóvenes, e intenta no perder la paciencia. Carlos la mira.

CARLOS: Vamos Claudia, por favor… solo una más. Te juro que después de esta nos vamos.

JAIME: A otro sitio.

CARLOS: (Riendo) Por supuesto.

Claudia suspira, intentando no perder la paciencia.

CLAUDIA: Vale, está bien, os pongo una más, y os vais. No veo el momento de perderos de vista hoy, de verdad.

CARLOS: (Sonríe) ¡Gracias, preciosa!

Claudia empieza a prepararlas.

JAIME: ¿Y ahora estás con alguien?

CARLOS: Sí, sí, estoy con una chica desde hace más de medio año. Laura, no sé si te acordarás de ella.

JAIME: Sí, desde luego. Pero era muy pequeña, ¿no?

CARLOS: Sí, pero ahora ha crecido y es una chica muy madura.

Jaime sonríe, con una mezcla de tristeza y nostalgia. Claudia les sirve las cervezas, y vuelve a alejarse de allí sin decir nada.

JAIME: Me alegro muchísimo, de verdad.

CARLOS: Bueno, ¿y a ti que te trae por aquí? Pensé que seguirías estudiando en Salamanca.

JAIME: Ya… supongo que no te enteraste.

CARLOS: (Extrañado) ¿De qué?

El joven suspira, a la vez que los ojos se le llenan de lágrimas.

JAIME: Hace un año que murieron mis padres en un accidente de tráfico…

CARLOS: Joder, no, no sabía nada… no sabes como lo siento.

Jaime sonríe forzadamente.

JAIME: Gracias. La cosa es que ahora necesitaba volver aquí, ¿sabes? Necesitaba estar aquí, en mi sitio. Cuando murieron no tuve el valor para hacerlo, pero ahora… me siento completamente preparado.

CARLOS: No sabes como siento que perdiéramos el contacto, Jaime. De verdad.

Jaime se limpia las lágrimas, y esboza una agradecida sonrisa.

JAIME: Son cosas que pasan, ¿no?

CARLOS: Pero no deberían.

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos. Ahora ya no ríen, sino que parecen estar pensando cada uno en sus cosas.

CARLOS: ¿Y cuanto tiempo piensas quedarte?

JAIME: Pues la idea es que sea indefinidamente.

CARLOS: (Sonríe) Genial. ¿Y dónde te estás quedando?

JAIME: Pues de momento en un hostal, pero es una situación que espero que no dure demasiado. Estoy buscando un pisito, pero las cosas en estos tiempos no están demasiado fáciles.

CARLOS: ¿Sabes? Yo necesito un nuevo compañero de piso.

JAIME: No hablas en serio…

CARLOS: Completamente. Con la que tuve hasta la semana pasada tuve una serie de problemas y no me quedó más remedio que tener que echarla.

JAIME: No es fácil convivir conmigo.

CARLOS: Créeme, dudo que tú me des los mismos problemas que me dio ella.

JAIME: (Riendo) Ya entiendo, ya.

Carlos también se ríe.

CARLOS: ¿Entonces que me dices?

JAIME: ¿Pero lo estás diciendo de verdad?

CARLOS: ¡Por supuesto!

JAIME: Pues no sé… tendría que pensarlo.

CARLOS: ¿Cómo que tendrías que pensarlo? ¡No hay nada que pensar! Tú te vienes a mi piso, y punto.

Los dos amigos no pueden evitar el echarse a reír, mientras se terminan sus cervezas bajo la enfadada mirada de Claudia.

.- Ya es la hora de la salida, y una gran multitud sale del instituto. Entre ellos se encuentra Andrea, cargada con su mochila y la carpeta abrazada a su pecho. Cuando consigue salir, coge acera arriba… y no se entera de que nadie la sigue hasta que nota una mano en su hombro, lo que hace que se sobresalte. Al girarse, se encuentra con David, y le mira con cara de repugnancia.

ANDREA: ¿Qué estás haciendo aquí?

DAVID: Necesitaba hablar contigo.

Andrea mira al chico con asco.

ANDREA: Siento decirte que como no sea para decirme que te quedan pocos meses de vida… no creo que el resto de las noticias que puedas darme me interesen, pero gracias.

DAVID: Bueno, sí, puede que sea algo parecido. Me queda poco de vida… en esta ciudad.

ANDREA: Ah, ya. Ya me contó Claudia… pero pensé que ya te habrías ido.

DAVID: Sí, es que tuve que retrasar el viaje unos días.

ANDREA: Ya decía yo que todavía había demasiada mierda en la ciudad…

DAVID: (Irónico) Muy graciosa.

ANDREA: (Sonríe) Practico cada día.

Los dos se quedan en un tenso silencio.

DAVID: Bien, pues… supongo que será mejor que me vaya, ¿no?

ANDREA: Bueno, tú puedes hacer lo que quieras. Yo si que me voy a ir, porque estoy muriéndome de hambre.

DAVID: Ojala te vaya muy bien, Andrea. De verdad.

ANDREA: Adiós.

Andrea se aleja de allí, mientras David la observa, con pena.

.- Ya es por la tarde, y Hugo se encuentra frente al espejo de su dormitorio arreglándose, cuando unos leves golpes se escuchan en la puerta. El joven se gira hacia allí, extrañado.

HUGO: Adelante.

La puerta se abre, y Andrea asoma la cabeza.

ANDREA: ¿Se puede?

HUGO: Estoy liado.

ANDREA: Arreglándote, por lo que veo.

HUGO: (Irónico) Muy avispada.

ANDREA: Siempre lo soy, ya me conoces.

Hugo mira de malas maneras a su amiga, pero ésta, sin hacerle caso, entra al dormitorio cerrando la puerta tras ella.

ANDREA: Así que vas a salir, ¿no?

HUGO: (Irónico) No pienses tanto, por favor. A ver si te va a explotar alguna neurona o algo.

Andrea suspira, intentando no perder la paciencia, y se sienta en el borde de la cama de su amigo.

ANDREA: ¿No deberías estar preparándote los exámenes finales? Empiezan la semana que viene.

HUGO: ¿Desde cuando eres responsable?

ANDREA: No es que sea responsable. Pero tú si que lo eras, y estás dejando todo de lado.

Hugo suspira, y se gira hacia su amiga.

HUGO: No estoy dejando nada de lado, Andrea. Simplemente me estoy limitando a seguir tu consejo.

ANDREA: (Extrañada) ¿Qué consejo?

El chico sonríe, y se sienta junto a su amiga.

HUGO: El de vivir la vida. Ahora estamos en la edad de hacerlo, ¿sabes? Y nos quieren amargar con exámenes de mierda y trabajos. Y no pienso hacerlo. Ya he perdido demasiado el tiempo con esas estupideces, Andrea. Se acabó.

ANDREA: O sea, que la culpa de tu comportamiento la tengo yo, ¿no?

HUGO: Que va, no digas tonterías. Es una cosa que he decidido yo, nada más. Tú no tienes nada que ver.

Los dos se quedan en silencio unos segundos.

ANDREA: Estás echando el curso por la borda.

HUGO: Lo sé… pero ya te he dicho que esa no es mi prioridad. Y creía que te conocía, porque pensaba que tampoco lo era la tuya.

ANDREA: Yo compagino las dos cosas. Puedes pasártelo bien y labrarte un futuro al mismo tiempo.

Andrea se levanta y se dispone a marcharse, pero antes de hacerlo se gira.

ANDREA: Pásalo bien, Hugo. Al menos haz que merezca la pena.

La chica se marcha de allí bajo la mirada de Hugo, el cual no puede evitar que los ojos se le empañen de lágrimas.

.- Marta se encuentra sentada frente al escritorio de su dormitorio, ultimando los detalles de un trabajo para el instituto, cuando la puerta se abre de repente dando paso a Laura.

LAURA: Buenas.

MARTA: (Sorprendida) Ey, hola.

Laura, sonriendo, entra a la habitación cerrando la puerta tras ella y se sienta en la cama.

LAURA: ¿Estás con el trabajo de Manuel?

MARTA: Sí hija, sí. Menos mal que lo estoy terminando ya, porque me está matando.

Laura no puede evitar el echarse a reír.

LAURA: Bueno, ¿y cómo estás?

MARTA: Bien… bien, como esta mañana.

LAURA: Entonces no estás bien.

MARTA: (Extrañada) ¿Qué?

LAURA: Pues que esta mañana no estabas bien, y por eso he venido. Estabas como… ausente.

MARTA: Imaginaciones tuyas.

Marta vuelve a centrar su atención al trabajo, y Laura, suspirando, se deja caer sobre la cama.

LAURA: No Marta, no eran imaginaciones mías. Cuéntamelo… si al fin y al cabo, sabes que cuando lo hagas te vas a sentir mejor.

Marta suspira, y se gira hacia su amiga.

MARTA: No sé si debería…

LAURA: ¿Cómo que no sabes si deberías? Vamos Marta, ya estás soltando por esa boquita tan bonita que tienes.

Marta no puede evitar el echarse a reír, y Laura sonríe, orgullosa.

LAURA: Bueno, ya te he hecho reír… ahora te toca contarme que es lo que pasa.

MARTA: (Suspira) Mira que eres pesada.

LAURA: (Sonríe) Ya me conoces.

La joven devuelve la sonrisa a su amiga. Después se levanta, y se tumba junto a ésta en la cama.

MARTA: ¿Qué harías si creyeras que estás empezando a sentir algo por un amigo con el cual no tienes ningún tipo de posibilidades?

LAURA: (Sorprendida) ¿Otra vez Isra?

MARTA: No, no es Isra.

LAURA: (Asustada) ¿Hugo?

MARTA: Tampoco… ¿piensas nombrar a todos los tíos que conocemos hasta que aciertes?

LAURA: Hombre, pues viendo que tú no llevas mucha idea de contármelo creo que sí, que eso será lo que haga. No será Carlos, ¿verdad?

MARTA: No, no es Carlos, tranquila. Es… es Edu.

Laura se sienta en la cama de un bote, realmente sorprendida.

LAURA: ¡¿Edu?!

Marta baja la cabeza, avergonzada.

MARTA: Sé que es imposible, pero… no he podido evitarlo. Y no sé que coño es lo que me pasa, porque no puedo sacarlo de mi cabeza. Siempre está ahí…

LAURA: Tía, tú eres un poquito masoquista, ¿lo sabías?

Marta sonríe forzadamente, asintiendo con la cabeza.

LAURA: ¿Qué piensas hacer?

MARTA: Nada, absolutamente nada. Hace algunas semanas ya le di un beso, y ya…

LAURA: (Interrumpiéndole) ¿Le besaste?

MARTA: Sí, sí, pero ya aclaramos todos. Le dije que simplemente había sido un momento de confusión debido a lo encima de mí que estaba, y que realmente simplemente era un amigo.

LAURA: Cosa que evidentemente no es así.

MARTA: Evidentemente.

LAURA: Joder tía… de verdad, es que no sé que decirte. Me podía esperar cualquier cosa menos esto.

MARTA: Tampoco quiero que me digas nada. Sé perfectamente lo que hay, y sé que debería de mantenerme alejada, pero… me resulta imposible.

LAURA: Eso tampoco sería demasiado recomendable. Él piensa que sois amigos, si ahora ve que te alejas, se va a dar cuenta de que algo sucede, y te hará preguntas.

MARTA: Ya… ¿pero que otra cosa puedo hacer?

Laura se encoge de hombros, sin saber que decir.

.- Ya es completamente de noche, y Hugo se dispone a entrar en su casa. Parece ir bastante sereno. Se sobresalta cuando nota una mano en su hombro, y se gira asustado.

HUGO: Joder, me has asustado.

ISRA: Lo siento, no era mi intención.

HUGO: Hombre, eso ya me lo imagino.

ISRA: Ya pensaba que no iba a conseguir hablar contigo hoy tampoco.

HUGO: Pues has tenido suerte porque me he dejado unas cosas y he tenido que volver, porque sino no me ves.

ISRA: Ya…

Los dos se quedan en un tenso silencio durante unos segundos.

HUGO: Bueno, ¿vas a decirme de que querías que hablásemos? Porque la verdad es que tengo un poco de prisa, me están esperando.

ISRA: Sí, claro, perdona… es sobre lo que pasó la semana pasada.

HUGO: (Extrañado) ¿Qué pasó?

ISRA: Nos acostamos… ¿no te acuerdas?

Hugo piensa durante unos segundos, y luego esboza una sonrisa.

HUGO: Ah, eso… claro que lo recuerdo, pero fue tan poco importante que no me imaginaba que te refirieras a eso, la verdad.

ISRA: ¿Poco importante?

Hugo cree haber metido la pata.

HUGO: Sí, ¿no? Bueno, tú estabas mal, yo estaba cachondo… lo solucionamos con eso y ya esta… vamos, siento si te llevaste falsas impresiones, pero para mí no fue más que eso. Pasar un buen rato y olvidarnos de los problemas.

ISRA: Bueno, me alegro.

HUGO: (Sonríe) Bien, yo también me alegro de que te alegres.

Isra sonríe forzadamente.

ISRA: ¿Pero sabes por qué me alegro?

HUGO: ¿Por qué estamos de acuerdo?

ISRA: No. Porque me doy cuenta en lo que te has convertido, y desde luego no me gustaría tener nada con nadie como tú. No sé donde está el Hugo que conocí un día… pero no quiero saber nada más de ti hasta que ese chico vuelva a aparecer.

HUGO: Isra…

ISRA: Adiós Hugo.

Isra se aleja de allí, y Hugo se apoya en la verja, con una visible preocupación en su rostro.

.- Carlos y Jaime se encuentran sentados en el sofá del salón del piso que ahora comparten. Se toman unas cervezas mientras se ponen al día, cuando suena el timbre. Carlos se levanta.

CARLOS: Esa debe de ser Laura.

JAIME: (Sonríe) Tengo ganas de verla.

CARLOS: Bueno, no sabe que estás aquí… es más, todavía no sabe ni que he dejado el curro ni que se ha marchado mi anterior compañera de piso.

JAIME: De lo de tu compañera de piso se alegrará, ¿no?

CARLOS: (Riendo) Eso desde luego.

Los dos se ríen, y el timbre vuelve a sonar. Carlos abre, y Laura entra enfadada.

LAURA: Bueno, que estabais, echando un… ¿Jaime?

El chico se levanta, mientras Carlos cierra la puerta.

JAIME: Hola Laura, ¿qué tal?

LAURA: Joder… bien, muy bien, ¿y tú? ¿Qué haces aquí?

JAIME: Pues ya ves, he vuelto.

LAURA: Sí, ya lo veo.

Se dan dos besos.

CARLOS: Jaime es mi nuevo compañero de piso.

LAURA: Ah, ¿y va a compartir cuarto con Raquel? Porque que yo sepa no tienes ninguna habitación secreta ni nada, ¿no?

CARLOS: No. Raquel ya no vive aquí.

LAURA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Desde cuando?

JAIME: (Carraspea) Bueno, yo… me voy a deshacer las maletas. Encantado de volver a verte, Laura.

LAURA: Igualmente.

Jaime se dirige hacia su cuarto, y Laura mira con curiosidad a su novio.

LAURA: ¿Me vas a decir que es lo que ha pasado?

CARLOS: Pensé que te alegrarías.

LAURA: ¡Y me alegro! Ya sabes que nunca me fié de esa chica… y por eso mismo quiero saber que es lo que ha pasado.

Carlos suspira, y se sienta en el sofá. La joven se sienta a su lado.

LAURA: Carlos…

CARLOS: Se metió en mi cama.

LAURA: ¡Lo sabía! ¿Será puta? No haríais nada, ¿verdad?

CARLOS: Claro que no, la duda ofende. Nada más hacerlo, la eche de casa.

LAURA: Muy bien, así me gusta.

CARLOS: Pero hay otra cosa… esa no creo que te vaya a gustar tanto.

LAURA: Carlos, no me asustes.

CARLOS: He dejado el trabajo.

Laura no parece inmutarse demasiado.

LAURA: ¿Por ella?

CARLOS: Sí…

LAURA: Bueno, no me parece mal. Ya encontrarás otra cosa, y seguro que mucho mejor.

CARLOS: No lo sé, ahora con la crisis las cosas están muy mal.

LAURA: (Sonríe) Pero tú vales mucho, mi vida. Estoy segura de que no vas a tener ningún problema con eso.

Carlos sonríe a su novia, agradecido.

CARLOS: Sabes que te quiero, ¿verdad?

LAURA: Y yo a ti también, Carlos. Muchísimo.

La pareja se besa, feliz.

.- Claudia está cerrando ya el local, cuando oye unos leves golpes en la puerta de cristal. Se gira hacia allí, y ve a Andrea en la calle. Sonriendo, se dirige hacia la puerta, y la abre.

CLAUDIA: Buenas noches.

ANDREA: Hola, ¿te molesto?

CLAUDIA: No, no, tranquila. Pasa.

Andrea sonríe, y entra al local mientras Claudia vuelve a cerrar la puerta con llave.

CLAUDIA: ¿Quieres tomar algo mientras termino de recoger y de limpiar todo esto?

ANDREA: Vale, una caña.

CLAUDIA: En vaso de plástico, ¿eh?

ANDREA: Pero que cutre.

Las dos jóvenes se ríen, divertidas, y Claudia empieza a preparar la bebida de su amiga, cosa que no le cuesta demasiado.

CLAUDIA: Bueno, ¿y qué haces aquí? Estás de exámenes, ¿no? ¿No deberías de estar descansando para rendir?

ANDREA: Sí, pero lo tengo todo controlado. Yo… venía a comentarte algo.

CLAUDIA: Claro, dime.

Ambas amigas se sientan cada una en una de las butacas que hay frente a la barra. Andrea piensa durante unos segundos, y luego suspira.

ANDREA: Mira, esta mañana… esta mañana ha venido David a verme a la salida del instituto.

CLAUDIA: (Extrañada) ¿David? Pero si me dijo que dejaba la ciudad…

ANDREA: Sí, pero tuvo que retrasar el viaje unos días.

CLAUDIA: ¿Y eso?

ANDREA: No lo sé, la verdad es que no le pregunté.

CLAUDIA: Ya…

Ambas se quedan en silencio durante unos segundos, sintiéndose bastante incómodas.

CLAUDIA: ¿Y sabes cuando se va al final?

ANDREA: Tampoco le pregunté eso. Oye, ¿a qué viene tanta curiosidad? ¿No estarás…?

CLAUDIA: No… ¡no! ¿Qué dices?

ANDREA: Bueno, no sé. Como preguntas tanto…

CLAUDIA: Pero por simple curiosidad. La verdad es que estoy deseando que se marche para no correr el riesgo de encontrármelo por la calle en cualquier momento.

ANDREA: Sí, te entiendo.

La joven mira su reloj, y se toma la cerveza que le queda de un solo trago, para luego levantarse.

ANDREA: Bueno, yo tengo que irme ya, porque es cierto, tengo que descansar. Nos vemos, chao.

CLAUDIA: Adiós.

Andrea se marcha de allí, y Claudia se apoya en la barra, suspirando con los ojos llenos de lágrimas.

.- Un nuevo día ha amanecido en la ciudad. Ya es sábado por la tarde, y Nieves, la madre de Hugo, se encuentra sentada en el sillón del salón de su casa, mientras Edu y Marta permanecen sentados en el sofá. Los tres se toman un café.

NIEVES: He de reconocer que me ha sorprendido vuestra visita, pensaba que ya no teníais la misma relación con Hugo como la que habíais tenido hasta ahora… sobre todo vosotros dos.

Edu y Marta se miran, incómodos.

MARTA: Sí, la verdad es que ya nada es lo que era…

EDU: Y por eso precisamente hemos venido a hablar contigo.

Nieves sonríe forzadamente.

NIEVES: Mirad chicos, yo si pudiera ayudaros os ayudaría, hablaría con él, o lo que hiciera falta, porque me caéis francamente bien y creo que siempre habéis sido una buena influencia… pero conocéis a Hugo. Nunca he conocido a nadie tan cabezota como mi hijo.

MARTA: Tú sabes lo de sus… lo de sus preferencias, ¿verdad?

NIEVES: (Nerviosa) Sí…

EDU: No queremos asustarte Nieves, de verdad que no, pero… Hugo mantiene ahora mismo una relación que… personalmente nos parece bastante peligrosa.

Nieves mira asustada a los dos jóvenes.

NIEVES: ¿A qué os referís con una relación peligrosa?

Los dos amigos se miran, sin saber muy bien como continuar.

EDU: Verás Nieves, el chico con el que está… no sé como decirte esto…

NIEVES: Directamente.

MARTA: (Carraspea) Nieves, el chico con el que está Hugo vende y consume drogas.

Nieves no puede creerse lo que acaba de escuchar.

NIEVES: Eso no puede ser…

EDU: Nieves…

NIEVES: Iros.

EDU: (Sorprendido) ¿Cómo?

NIEVES: (Suspira) Mirad, yo no sé que problemas habéis tenido con Hugo, pero es que me da igual. Ir a contarle mentiras a la madre de vuestro amigo solo porque habéis discutido, me parece lo más sucio y rastrero que se puede hacer.

EDU: No son mentiras.

MARTA: Edu, vámonos.

EDU: No, no me quiero ir.

NIEVES: Hazle caso.

EDU: Vale, nos vamos. Pero espero que pienses en esto… piensa en porque Hugo apenas pasa por casa. El por qué nadie le vemos… y el por qué no va al instituto. Solo piénsalo.

Edu y Marta se marchan de allí, y Nieves se recuesta en el sillón, suspirando y sin poder evitar el pensar en las palabras de los dos jóvenes.

.- Edu y Marta salen de la casa, bastante serios y sin hablar entre ellos. Una vez atraviesan la verja se detienen, y ambos piensan durante unos segundos, sin mirarse.

EDU: No esperaba esa reacción.

MARTA: (Suspira) Bueno… yo la verdad es que no la descartaba, porque en parte tiene razón.

EDU: ¿Qué quieres decir?

MARTA: Que Hugo no es realmente como se está mostrando. Y nosotros lo estamos viendo, pero es su hijo. Ella no lo va a ver… no hay más ciego que el que no quiere ver.

EDU: Ya…

Los dos se quedan en silencio unos segundos. Edu piensa en las palabras de su amiga.

EDU: Tienes razón. ¿Te acompaño a casa?

Marta sonríe forzadamente, intentando disimular sus nervios lo mejor que puede, aunque sin demasiado éxito.

MARTA: No, no te preocupes, no es necesario… pero gracias. Nos vemos el lunes, chao.

EDU: Adiós.

La joven se marcha de allí bajo la preocupada mirada de su amigo, el cual no entiende su actitud.

.- Ya es por la noche, y David se encuentra totalmente desnudo en su cama. En su dormitorio hay gran cantidad de cajas. Silba una canción mientras en su cara se vislumbra cierta sonrisa de satisfacción. Es entonces cuando la puerta se abre, y da paso a Claudia, la cual se está poniendo una camiseta.

CLAUDIA: Creo que me voy a ir yendo ya.

DAVID: (Extrañado) ¿Ya?

CLAUDIA: Sí, ya. No sé hasta que punto ha sido buena idea esto…

DAVID: Bueno, has sido tú la que has venido a mi casa sin avisar ni nada, y te me has abalanzado, así que no me eches a mí la culpa.

CLAUDIA: No te la estoy echando. Solo te digo que no ha sido buena idea… adiós, David.

DAVID: Ya no volveremos a vernos.

CLAUDIA: Lo sé… y no sabes cuanto me alegro. Adiós.

Claudia se marcha, mientras David continúa de la misma manera. No pasa demasiado tiempo hasta que el timbre suena. El joven, extrañado, se pone los pantalones, y se dirige hacia la puerta. Cuando la abre, se sorprende al ver a Andrea al otro lado.

DAVID: ¡Andrea! ¿Qué haces aquí?

Andrea, sin responderle, le da un apasionado beso, el cual le es correspondido.

ANDREA: Es un polvo de despedida, nada más.

DAVID: Por supuesto.

Los dos sonríen, y sin dejar de besarse cierran la puerta y se dirigen de nuevo hacia el dormitorio del chico.

.- La casa de Hugo está completamente a oscuras. El joven entra sigilosamente, y cuando atraviesa el salón para dirigirse a su cuarto, la luz se enciende de repente. El chico se gira, asustado, y ve a su madre sentada en el sillón.

HUGO: ¡Joder mamá! Que susto me has dado…

NIEVES: (Enfadada) ¿Te crees que estas son horas de llegar a casa, Hugo? Son las cinco y media de la mañana, y solo tienes diecisiete años.

HUGO: Pues vengo a coger unas cosas, no voy a pasar aquí la noche.

NIEVES: ¿Cómo? ¿Es que acaso no has oído lo que te acabo de decir?

HUGO: Lo he oído perfectamente mamá, pero es que deberías de habérmelo dicho los primeros días que pasó esto, no ahora.

NIEVES: Tú no vuelves a salir de esta casa.

HUGO: (Sonríe) ¿No?

NIEVES: No.

HUGO: Bien. Venía a por unos condones, pero la verdad es que no creo que sean necesarios. Nos vemos el lunes, chao.

NIEVES: Hugo… ¡Hugo!

El chico sale de la casa sin hacer caso a su madre, la cual no puede evitar el echarse a llorar, impotente.

CONTINUARÁ...