MANERAS DE VIVIR
Toda la ciudad está cubierta sobre un manto blanco. La playa, los coches, los árboles, las aceras, la carretera… En el exterior del instituto, también está todo igual. Parece bastante tranquilo,
hasta que suena el timbre, y se oye el grito de todos los alumnos. Segundos más tarde, empiezan a salir por la puerta. Entre ellos, salen Edu, Isra, Hugo, Laura y Marta.
HUGO: (Contento) ¡Sí! ¡Por fin vacaciones! ¡¡Y todas aprobadas!!
MARTA: (Seria) Que suerte tienen algunos…
LAURA: ¿Cómo pretendías aprobar si no te has presentado a la mitad de los exámenes?
MARTA: (Irónica) ¡Oh, Laura, gracias! Era justo lo que necesitaba para animarme…
EDU: Bueno, no te preocupes… que está es tan solo la primera evaluación… si te pones las pilas, puedes aprobar de sobras.
ISRA: Te lo dice el experto que nunca ha repetido curso.
Todos ríen, contentos. A pesar de los acontecimientos de los últimos meses, están felices de tener dos semanas de descanso.
HUGO: Oye, ¿vamos al Four a tomar algo? Para celebrar que vamos a tener dos semanitas por delante sin nada que hacer…
ISRA: Yo no puedo… me voy al pueblo esta tarde, y tengo que terminar de hacer las maletas.
MARTA: Bueno, pues vamos nosotros, si eso…
Laura y Hugo asienten.
EDU: Bueno, si eso id yendo vosotros, que ahora acudiré yo.
Laura, Marta y Hugo asienten, se despiden de Isra, y se marchan.
EDU: Bueno, pues dos semanitas separados.
ISRA: (Abrazando a su novio) Sí… te voy a echar de menos. (Edu corresponde al abrazo, pero no le dice nada) ¿Vendrás a despedirme esta tarde?
EDU: No puedo, Isra… ya sabes que tengo danza.
ISRA: Es verdad, no me acordaba… prométeme que hablaremos todos los días, y que no harás el tonto con ningún otro tío.
Edu se ríe, y le da un pico.
EDU: Qué tonto eres…
ISRA: No soy tonto… solamente te quiero…
EDU: (Fingiendo que no le ha escuchado) Como sigas en tu hora de sensiblería barata, se te va a hacer tarde, y no te va a dar tiempo de terminar las maletas.
ISRA: (Molesto) Parece que estás deseando que me vaya…
EDU: Anda, no digas chorradas…
La pareja se besa apasionadamente.
ISRA: Te quiero.
Edu le responde con una sonrisa, y el joven comienza a alejarse lentamente de allí, bajo la atenta mirada de su novio, que permanece inmóvil hasta que lo pierde de vista, momento justo en el que
empiezan a caer copos de nieve.
EDU: (Contento) ¡Por fin!
Edu se aleja por el lado contrario por el cual se ha marchado su novio, y el instituto queda completamente vacío.
Hugo entra en su casa, muy sonriente. Deja las llaves sobre la mesa del recibidor, y va hacia el salón, donde ve a su madre sentada en el sofá, dándole la espalda.
HUGO: Mamá, ya estoy aquí… ¡he aprobado todas!
La mujer se gira, dándose así cuenta su hijo de que ha estado llorando.
NIEVES: Muy bien hijo, a ver…
HUGO: (Dándole las notas, y preocupado) Mamá, ¿qué pasa?
NIEVES: Cariño… ¿te importa quedarte solo estás Navidades?
HUGO: (Cada vez más asustado) ¿Qué ha pasado?
NIEVES: Tu tía… tu tía está muy mal, la quimio parece que no le hace efecto, y… seguramente estas sean las últimas Navidades que pase entre nosotros.
HUGO: Mamá, si vais a verla, yo también… ya sabes lo que es mi tía para mí.
NIEVES: No, cielo… tu padre y yo lo hemos estado hablando, y no creemos que sea buena idea que la veas así. Quédate aquí, y hazte cargo de la casa. Confiamos en ti.
HUGO: (Con los ojos llenos de lágrimas) No es justo, mamá… ¡no es justo!
El chico sale del salón llorando, ante la tristeza de su madre.
CRÉDITOS: "MY PREROGATIVE" BRITNEY SPEARS
David Gallagher, Maggie Grace, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Emma Watson
Capítulo 11
En Navidad
Ya es por la tarde. La nieve ya ha dejado de caer, pero el paisaje sigue siendo completamente blanco. Isra se encuentra en la estación de trenes junto a Olga, su madre. El chico no para de mirar
hacia la entrada.
OLGA: ¿Va a venir Edu a despedirte?
ISRA: (Sin dejar de mirar a la entrada) No lo sé… tiene danza, pero la verdad es que espero que falte, y venga aquí… así, al menos, me demostraría que le importo algo.
OLGA: No le queda mucho tiempo… pero bueno, él tampoco puede dejar su vida entera por ti, cariño. Por mucho que te quiera, él tiene sus responsabilidades, como tú las tuyas.
ISRA: Ya, mamá, pero no sé… desde que empezamos a salir, no me ha dicho ni una sola vez que me quiere, y desde que… bueno, desde que nos pillastes, está súper raro… no sé que le
pasa.
OLGA: Bueno, habéis estado de exámenes, y habrá estado agobiado… y hay a gente que le cuesta mucho decir esas palabras.
Isra va a contestar a su madre, pero se le adelanta el megáfono.
MEGÁFONO: (Off) Pasajeros del tren a Villamenor de las 18:45, por favor, vayan tomando asiento. El tren saldrá en un minuto.
OLGA: Ya ha llegado la hora… vamos, no te preocupes… ya verás como cuando volvamos, Edu vuelve a ser el mismo de siempre.
ISRA: (Echando una última mirada a la entrada) Eso espero…
Tras permanecer unos segundos más quietos, los dos se dirigen hacia el interior del tren, y Olga rodea los hombros de su hijo con su brazo, intentando animarle.
Ya es completamente de noche, y Lorena está abriendo el portal de su casa, cuando un ruido tras ella hace que se sobresalte. Se gira, y se encuentra con la tierna mirada de Jorge.
LORENA: Joder tío, que susto me has dado…
JORGE: Perdona… solo vine a despedirme de ti, puesto que esta mañana no viniste a clase.
LORENA: Si, bueno… estuve ocupada con las compras navideñas, y esa mierda… pero vamos, que solo vamos a estar dos semanas sin vernos, no una eternidad.
JORGE: Para mí si que es una eternidad…
LORENA: (Molesta) Jorge, no empieces, por favor…
JORGE: Vale, si, tienes razón, perdona… yo solo…
Lorena sonríe, y abraza al chico.
LORENA: Feliz Navidad.
JORGE: Feliz Navidad.
Los dos jóvenes se separan, y Lorena, sin decir nada más, pero sin dejar de sonreír, abre su portal, y entra, dejando allí solo a Jorge, mientras empieza a nevar de nuevo.
Carlos y Laura se encuentran en el dormitorio de la joven, tumbados sobre la cama, abrazados, y con la luz apagada. Hay un gran silencio entre ellos.
LAURA: ¿Me echarás de menos?
CARLOS: Pues claro que si. Yo y todos… te vas por la mañana, ¿no?
LAURA: (Asintiendo) Vendrás a despedirte, ¿verdad?
CARLOS: Tengo que abrir el quiosco… pero lo intentaré, te lo prometo.
Laura sonríe, y le da un pico a su novio.
LAURA: Eres un sol…
CARLOS: Pero…
LAURA: (Extrañada) ¿Pero qué?
CARLOS: (Sonriendo) Le sigues dando vueltas a lo de Lorena, ¿verdad?
Laura se reincorpora en la cama, pero baja la mirada, para no encontrarse con la del chico.
LAURA: No puedo evitarlo, Carlos, lo siento… solo de pensar que os vais a ver… si es que hasta seguro que coincidís en Nochevieja.
CARLOS: Pero tú no te tienes que preocupar por eso, cariño. Yo te quiero a ti, y por mucho que vea a Lorena en Nochevieja, no hará que eso cambie.
LAURA: Ya, ¿y eso quien me lo asegura?
CARLOS: Te lo aseguro yo… debería ser suficiente.
LAURA: Debería… pero no lo es. Lo siento, Carlos, en serio… no puedo confiar en ti hasta que no me lo demuestres.
CARLOS: (Ofendido) Bueno, que yo sepa tampoco he hecho nada para que la pierdas…
LAURA: (Levantándose, enfadada) Parece mentira que siendo uno de mis mejores amigos, no sepas que los tíos, en el terreno amoroso, no me inspiráis la más mínima
confianza.
CARLOS: Bueno, perdona, es que daba por hecho que al haber sido tu mejor amigo, tendrías más confianza conmigo.
LAURA: Pues lo siento, te equivocaste. No es lo mismo ser amigos que novios.
CARLOS: (Levantándose también) No, si eso no hace falta que lo digas… se ve perfectamente.
Carlos se dirige hacia la puerta.
LAURA: ¿A dónde vas?
CARLOS: A dar una vuelta. No me apetece seguir discutiendo.
Carlos sale del dormitorio, cerrando tras él de un portazo, y Laura se deja caer sobre la cama, suspirando.
Al día siguiente ya no nieva, pero la ciudad sigue estando cubierta por una capa blanca. Marta se encuentra sentada en el parque, con una bolsa de basura en sus manos. Parece nerviosa. Mira hacia
todos los lados, esperando encontrar a alguien, cuando le llega un mensaje al móvil, con número oculto.
MARTA: (Voz en off, leyendo) Veo que estás en el lugar indicado. Deja la bolsa en la papelera que tienes al lado, y márchate. Con cuidado, te estoy vigilando.
Marta traga saliva, y vuelve a mirar hacia todos los lados. Cada vez está más nerviosa. Cuando no ve a nadie pasar por allí, se levanta, y deja la bolsa en la papelera. Después, se marcha corriendo,
y se esconde tras unos árboles, sin quitarle el ojo, hasta que su móvil empieza a sonar.
MARTA: (Susurrando) Joder… (Lo coge) ¿Sí?... sí, mamá, no te preocupes… si, tengo casi todo preparado ya, me falta alguna cosa, pero… vale, sí… ahora mismo voy.
Hasta luego.
Marta cuelga el teléfono, y echa una última mirada a la papelera. Después, con resignación, se marcha de allí. A los pocos segundos de la marcha de la joven, unos pies se acercan, con paso firme, a
la papelera. Una vez que llega allí, coge la bolsa, y la abre. Observa con detenimiento el dinero.
LORENA: (Sonriendo) Perfecto.
Lorena se aleja de allí, sonriente y agarrando fuertemente la bolsa con el dinero.
Laura se encuentra en la puerta de su casa, metiendo las maletas en el maletero del coche de su padre, el cual ya está lleno. Mira continuamente hacia el final de la calle, triste, cuando sale su
madre de la casa.
CARMEN: Cariño, ¿y tu padre?
LAURA: Dentro, en el coche, que tenía frío…
CARMEN: (Cerrando la verja) ¿Y a ti te falta mucho para terminar?
LAURA: Eh… no, ya estoy.
CARMEN: Perfecto, pues vámonos…
Laura asiente, triste. Su madre se monta en el coche, y la chica le sigue. Cuando está a punto de cerrar la puerta, ve a Carlos aparecer al final de la calle, corriendo hacia ella.
LAURA: ¡Esperad un momento!
Laura sale corriendo del coche, y se dirige hacia el chico, y cuando se dan alcance el uno al otro, se funden en un tierno abrazo.
CARLOS: Ya pensé que no llegaría…
LAURA: Y yo que no vendrías… siento lo de ayer, en serio, yo…
CARLOS: (Sonriendo) Anda, calla…
Los dos jóvenes se besan apasionadamente.
LAURA: Prométeme que no te olvidarás de mí…
CARLOS: Aunque quisiera, no podría.
Vuelven a abrazarse.
LAURA: Te quiero.
CARLOS: Y yo a ti… (Suelta a la joven) y anda, corre, porque tus padres se van a terminar mosqueando porque estás tardando demasiado.
LAURA: Hasta dentro de dos semanas.
Carlos la despide con la mano, y Laura corre hacia el coche, donde le esperan sus padres. El chico no se mueve de allí hasta que pierde al coche de vista.
Ya empieza a anochecer, y empieza a nevar de nuevo. Hugo se encuentra en el sofá de su salón, viendo la televisión tapado con una manta, medio dormido, cuando llaman al timbre, lo que hace que el
joven se sobresalta. Se levanta, y se dirige hacia la puerta, no sin que antes hayan pegado otro timbrazo. Cuanto abre, se encuentra frente a frente con Edu.
HUGO: (Extrañado) ¿Qué haces aquí?
EDU: (Irónico) Me alegra ver que siempre que te visito, te sorprendes…
HUGO: Bueno, la verdad es que no te esperaba… y menos después de lo del otro día…
EDU: (Sonríe) No… no te preocupes por eso.
HUGO: (Haciéndose a un lado) Pasa… ¿quieres tomar algo?
EDU: (Entrando) Vale, una coca-cola… ¿no están tus padres?
HUGO: (Desde la cocina) No, se han ido a pasar las Navidades con mi tía a Madrid… la verdad es que no está muy bien.
EDU: (Sentándose en el sofá) Vaya, lo siento… (Hugo regresa de la cocina, tendiéndole la coca-cola, y sonriéndole, agradecido) Entonces, ¿esta Nochevieja
saldrás?
HUGO: Pues si no pasa nada, y no tengo que salir para Madrid echando ostias, si. Tengo ya ganas de saber lo que es una Nochevieja en condiciones.
Edu sonríe, sabiendo que su amigo, a pesar de intentar mostrarse fuerte, está hecho polvo por dentro.
EDU: ¿Y en Nochebuena que vas a hacer?
HUGO: Pues me haré unas pizzas, y me alquilaré unas películas… puede resultar también divertido, ¿no?
EDU: ¿Por qué no te vienes conmigo y con mi familia? Lo pasaremos bien.
HUGO: (Sonríe, agradecido) No, Edu… no quiero ser una carga.
EDU: Oh, vamos, no serías ninguna carga… piénsatelo, ¿vale?
HUGO: Edu… ¿por qué eres ahora tan amable conmigo? Aparte de lo del otro día, tampoco es que hayamos sido nunca íntimos…
EDU: Bueno… quizás vaya siendo hora de que lo seamos, ¿no?
Hugo sonríe, haciéndole ver al chico que tiene razón.
Un nuevo día amanece, nevando de nuevo. Carlos duerme plácidamente en su cama, cuando la radio se activa.
RADIO: (Off) Ahora mismo son las diez de la mañana, si, las diez de la mañana del día veinticuatro de diciembre… un día para pasar en familia, con la cual esperamos que lo
paséis muy bien esta noche… y ahora os dejamos con una preciosa balada, “Still loving you”, de Scorpions.
La canción comienza a sonar, mientras Carlos se levanta de la cama, desperezándose. Sube la persiana, y va hacia su escritorio, donde tiene el móvil. Lo mira, viendo que tiene un mensaje nuevo. Lo
abre.
LAURA: (Off) Hola cariño. Ya sé que es temprano, y supongo que estarás durmiendo, pero te escribo porque no creo que podamos hablar en todo el día. Han empezado ya a venir
todos mis primos… ¡que grandes están todos! Bueno, pues solo te escribo para decirte que te lo pases muy bien esta noche, y que te quiero con locura. Mañana hablamos, muchos besos para ti, y
recuerdos para Edu y Hugo.
Carlos sonríe cuando termina de ver el mensaje. Vuelve a dejar el móvil sobre el escritorio, viendo así una foto de Lorena que tiene ahí colocada. La mira durante unos segundos, hasta que la coge,
con los ojos llenos de lágrimas.
Lorena permanece tumbada en el sofá de su casa, sin parar de cambiar con el mando el canal de televisión. En ese momento, llega su madre, Susana, cargada de bolsas.
SUSANA: Lorena hija, ¿podrías venir a ayudarme?
LORENA: Mamá, estoy ocupada… ¿no lo ves?
SUSANA: (Irónica) Sí, veo que estás muy estresada… ¿y tu padre?
LORENA: (Mosqueada) ¿Y yo que sé? Cuando me levanté, ya no estaba…
SUSANA: (Suspirando, y yendo hacia la cocina) Bffff… dónde se habrá metido este hombre… (Ya desde la cocina) Lorena, haz el favor de venir a echarme una mano, no te
lo vuelvo a repetir.
LORENA: (Levantándose) Joder, mamá, no hay manera de ver nada tranquilamente estando tu por casa.
Lorena llega a la cocina, donde ve a su madre metiendo la compra a la nevera.
SUSANA: Anda, ves pasándome las cosas… y no estabas viendo nada, Lorena… vamos, si te he visto que no parabas de cambiar de canal.
LORENA: Ya, mamá, pero estoy hasta los cojones de que siempre dependas de la gente para hacer todo… ¿por qué no te vuelves un poco más independiente?
SUSANA: (Ofendida) ¡Vamos, hombre! Lo que me faltaba por oír… la que nunca hace nada en casa. Aquí vivimos todos, no yo sola. Y si vivimos todos, colaboramos todos, ¿está
claro?
LORENA: Siempre te escudas en lo mismo… que triste es no tener más excusas…
SUSANA: (Enfadada) ¡Mira, Lorena, se acabó! Estoy cansada de que te creas con el derecho de hacer todo lo que te plazca, de tus salidas nocturnas, de que no des
explicaciones de nada. Somos tus padres, y nos preocupamos por ti. A partir de ahora, y mientras vivas bajo este techo, harás lo que nosotros te digamos… ¡y nada más!
LORENA: Vaya, bonita manera de atarme… pero con un poco de suerte, espero estar aquí muy poco tiempo ya…
Lorena sale de la cocina, con grandes aires de superioridad, y dejando allí sola a su madre, arrepentida de haber perdido los nervios con ella.
Ya es de noche, y suena la canción “Un año más”, de Mecano. En la calle, todo sigue cubierto por una manta blanca de nieve, mientras siguen cayendo copos del cielo. Las farolas están encendidas, pero
las calles desiertas, y las carreteras sin coches.
Susana y Pedro cenan tranquilamente en casa, viendo la televisión, y con un incomodo silencio entre ellos. Mientras, Lorena se encuentra en su dormitorio, tumbada en la cama, y llorando
desconsoladamente.
Carlos está en la terraza de su casa, fumándose un cigarro mientras mira la nieve caer, con nostalgia, mientras dentro se oye a niños pequeños cantar varios villancicos, y a gente riendo.
Mientras, Hugo está a oscuras en su casa, viendo la televisión, de donde salen gritos de terror, y comiéndose una porción de pizza. La canción termina.
Edu está en la cocina de su casa, fregando los platos, cuando llega su madre, Mónica, con varios de ellos en las manos.
MÓNICA: (Dejando los platos sobre la encimera) ¿Qué tal, cariño? ¿Cómo te lo estás pasando?
EDU: (Sonriendo forzadamente) Bien, mamá, ya lo sabes… como todos los años, ¿por?
MÓNICA: No sé… te he notado durante toda la cena como frío, distante… ¿sucede algo?
EDU: La verdad es que sí… estoy preocupado por Hugo.
MÓNICA: (Extrañada) ¿Hugo? ¿Ese no es el chico que te caía tan mal?
EDU: Sí, pero no sé… ¿sabes? Ha cambiado. Me he dado cuenta de que es un tío que merece la pena, es muy especial.
MÓNICA: Bueno, ¿y qué le pasa?
EDU: Pues que está solo esta noche… su tía tiene cáncer, y sus padres se han tenido que ira Madrid a pasar las Navidades. Y no sé, me da pena… esta es una noche para pasarla en
familia, ¿no? Y él, a pesar de tenerla, no está con ellos.
MÓNICA: ¿Y por qué no vas tú a hacerle un poco de compañía?
EDU: (Dudando) No sé… está aquí toda la familia, e igual les sienta mal…
MÓNICA: Anda, Edu, no digas tonterías… ellos van a comprender que quieras estar un rato con un amigo que no está pasando por su mejor momento.
EDU: ¿En serio?
MÓNICA: (Asintiendo, sonriente) Claro que sí… y anda, llévale algo de comida, que a saber lo que ha cenado.
EDU: (Riendo) ¡Gracias mamá, eres genial! ¿Preparas la comida? Que yo voy cambiándome.
Edu sale corriendo de la cocina hacia su cuarto, sin darle tiempo a su madre a que le conteste, por lo que la mujer se limita a sonreír.
Lorena continúa tumbada en su cama, en la misma posición que antes. Ya ah dejado de llorar, pero su semblante es serio. Alguien pica a la puerta, y esta se abre, dejando ver a su madre.
SUSANA: ¿Puedo?
LORENA: (Borde) Claro, es tu casa, ¿no?
SUSANA: (Entrando, y cerrando la puerta tras ella) Hija… perdóname por lo de esta mañana, yo… yo no quería decir eso.
LORENA: Pero lo hiciste, y eso es lo que cuenta.
SUSANA: Cariño, entiéndeme… llevas unos meses que no eres tú, ya no confías en mí, estás arisca, seria, sin ganas de hacer nada, no paras por casa… y estoy muy preocupada.
LORENA: (Con los ojos llenos de lágrimas de nuevo) Mamá… ¿tú sabes lo que se siente al perder todo lo que tenías? ¿Lo que se siente al darte cuenta que por mucho que luches,
no lo vas a recuperar?, Y lo peor… ¿tú sabes lo que se siente cuando no tienes a nadie apoyándote en los momentos más duros de tu vida?
SUSANA: (Sentándose en la cama) Hija, no digas eso… claro que tienes a gente apoyándote… me tienes a mí.
LORENA: No… tú ya me has demostrado que no te tengo… lo siento.
SUSANA: Pero hija, no te lo tomes así…
LORENA: Mamá, si no te importa, ahora preferiría estar sola…
SUSANA: Pero…
LORENA: (Interrumpiéndola) Por favor…
Susana asiente, de mala gana, se levanta, y con los ojos llenos de lágrimas, sale del dormitorio. Una vez sola, Lorena vuelve a llorar de nuevo desconsoladamente.
El reloj del salón de la casa de Hugo marca la una y media de la madrugada. El joven sigue sentado viendo la televisión, sin perder detalle. El plató de la pizza reposa totalmente vacío sobre la mesa
de cristal que tiene enfrente. En ese momento, suena el timbre, asustando al chico, el cual grita.
HUGO: ¡Joder, que susto!
El joven para la película, y se dirige hacia la puerta, la cual abre, encontrándose a Edu.
HUGO: (Sorprendido) ¡Edu!
EDU: ¿Estás bien? Oí un grito, y…
HUGO: (Sonriente) Sí, sí, tranquilo… es que estaba viendo “La matanza de Texas”, y me asustó el timbre… ¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar con tu familia?
EDU: Bueno… no quería dejarte solo… ¿puedo pasar? Traigo cena, y unas cuantas películas. Vamos a tener para toda la noche.
HUGO: Sí, claro, pasa… pero no tendrías que haberte molestado, estoy bien.
EDU: La verdad es que yo también me aburría un poco con mi familia.
Los dos jóvenes ríen, mientras Edu pasa, y deja toda la comida en la cocina. Coge una coca-cola, y los dos chicos se dirigen al salón, donde se sientan.
EDU: Si eso dejamos la cena para un poco más tarde, ¿no?
HUGO: Si, mejor… ahora no tengo mucha hambre, la verdad. (Permanecen unos segundos en silencio) Edu… gracias por todo.
Edu simplemente le contesta con una sincera sonrisa.
Carlos se encuentra en su dormitorio, intentando dormir, cuando, en el escritorio, ve como se ilumina su móvil. Se levanta, y lo mira, viendo que la que le esta llamando es Laura, por lo que lo
coge.
CARLOS: Hola cariño… pensé que no me ibas a llamar.
LAURA: (Off) Lo sé, mi vida, y perdona por las horas que son… pero te echaba tanto de menos… ¿estabas durmiendo?
CARLOS: Sí, la verdad es que si.
LAURA: (Off) Vaya, pues siento mucho haberte despertado…
CARLOS: No te preocupes… ¿qué tal la noche?
LAURA: (Off) Pues bastante aburrida, la verdad ¿la tuya?
CARLOS: Pues como todos los años… sin grandes novedades (el joven escucha como su novia se ríe al otro lado del teléfono) Oye cariño, lo siento, pero tengo mucho sueño.
Mañana hablamos, chao.
Carlos cuelga el teléfono, sin dejar tiempo a que su novia le conteste, y se vuelve a echar a la cama.
Empieza a sonar de nuevo la canción “Un año más”, de Mecano. Edu y Hugo se encuentran todavía en el salón de este último. Hugo se ha quedado dormido, y cuando Edu se da cuenta, le tapa con una manta
que hay en el otro sofá, y le observa detenidamente.
Lorena está sentada en su cama, con los mil euros que ha conseguido de Marta delante suyo, y sonriendo maliciosamente.
Carlos continúa tumbado en su cama, con los ojos abiertos como platos, y observando una foto de Lorena, con nostalgia.
Hugo continúa durmiendo en el sofá, sin percatarse de que Edu le sigue observando. El joven sonríe.
EDU: (Susurrando) Feliz Navidad…
El joven se dirige hacia la puerta, y, tras observar una vez más a Hugo, sale de la casa, intentando hacer el menor ruido posible para no despertarle. El reloj marca las seis y cuarto de la
mañana.
CONTINUARÁ...