MANERAS DE VIVIR

Marta y Laura están en el dormitorio de esta última, la cual se está peinando frente al espejo, mientras Marta la observa sentada en la cama.

LAURA: (Perdiendo la paciencia) Dios mío, que mal me queda la raya en el medio… así no ligaré en la vida. (Su amiga se ríe descontroladamente, y la joven bromea) A mí no me hace gracia, ¿sabes?

MARTA: (Parando de reír) ¿Entonces estás dispuesta a ligar? ¿Ya te olvidaste completamente de Carlos?

LAURA: (Intentando cambiar de tema) Oye, hace buen día hoy, ¿verdad?

MARTA: (Vuelve a reírse) Vamos, Laura, no me cambies de tema…

LAURA: (Sonriendo de mala gana) Bueno… ya sabes que a mí no se me olvidan las personas así como así… pero ahora está bien con Lorena, y no es plan de meterme por el medio, ¿no?

MARTA: Sí… la verdad es que llevan ya un mes que están muy bien… así que a ver si te olvidas, y te nos hechas novio un día de estos.

LAURA: ¿Y tú que? Nunca has tenido un novio conocido… así que ya es horita, ¿eh, guapa?

MARTA: (Dejándose caer sobre la cama) Yo estoy muy bien sola…

LAURA: Oh, vamos… si las dos sabemos que eres una romántica empedernida.

MARTA: Por eso mismo… prefiero estar sola, que con alguien por el cual no siento nada.

LAURA: (Curiosa) ¿Y no hay nadie por el cual estés enamorada?

MARTA: (Mirando su reloj, y levantándose de la cama)¡Venga, date prisa, que vamos a llegar tarde! Voy al baño.

Marta sale rápidamente del dormitorio, mientras Laura se queda frente al espejo, terminando de peinarse, y riendo por la actitud de su amiga.

Por la ventana ya se empieza a notar que anochece. Hugo está sentado en un sillón, jugueteando con una bola antiestrés. Frente a él, una mujer le mira fijamente. Está en la consulta de una psicóloga.

CRISTINA: Hugo… llevas un mes viniendo, y todavía no me has contado nada.

HUGO: (Borde) Bueno, ya se lo cuenta todo mi madre, ¿no?

CRISTINA: Ella me lo ha contado un poco por encima… si no quieres que profundicemos en el tema por el momento, estoy de acuerdo… pero te vendría bien desahogarte con alguien…

HUGO: (Irónico) Como con usted, claro.

CRISTINA: Por ejemplo… mira, piensas que si no me hablas, no puedo acceder a ti. Y te equivocas. En un mes he visto que eres una persona que te escondes tras la ironía y la bordería para esconder lo que te duele. Te avergüenzas de lo que pasó, y te culpas… y no es culpa tuya, Hugo. A nadie le pueden forzar a nada.

HUGO: (Mirando su reloj, y levantándose) Precioso discurso… pero mi hora ya ha terminado.

CRISTINA: (Sonriendo, con lástima) Recuerda que me puedes llamar siempre que lo necesites.

HUGO: No hará falta, no se preocupe. Hasta la semana que viene.

CRISTINA: (Con gesto de preocupación) Adiós.

Hugo sale de la consulta bajo la mirada preocupada de Cristina, la cual, a los pocos segundos, lee unos papeles que tenía sobre la mesa.

CRÉDITOS: "MY PREROGATIVE" BRITNEY SPEARS
David Gallagher, Maggie Grace, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Emma Watson

Capítulo 5
La venganza


Una nueva semana comienza, y como tal, la entrada al instituto está llena de gente. Marta, Laura, Isra y Edu están algo apartados de la muchedumbre, sentados en un banco, hablando.

MARTA: Oye, este sábado podríamos hacer algo especial… (Mira a Isra y a Edu, y sonríe) Hacéis dos meses.

ISRA: Bueno, Marta, la verdad… es que habíamos pensado en celebrarlo los dos solos.

EDU: (Extrañado) ¿Habíamos?

ISRA: (Riendo) Bueno, vale, había.

LAURA: Hombre, la verdad es que lo más normal es que estuvierais los dos solos…

EDU: Yo prefiero celebrarlo todos juntos.

Isra va a hablar, algo mosqueado, pero en ese momento pasa Hugo por delante suyo, sin saludarles.

MARTA: (Cogiendo a su amigo del brazo) Buenos días, ¿eh?

HUGO: (Sonriendo falsamente) Ah, hola, perdonad… no os había visto.

Los cinco se quedan unos segundos callados, sin saber muy bien que decir.

LAURA: (Rompiendo el hielo) ¿Qué tal el finde, Hugo?

HUGO: Bien, bueno… como todos. (Mira la hora en su móvil) Oye, perdonadme, pero tengo que ir a secretaría. Luego en clase nos vemos.

MARTA: Vale… hasta luego.

Hugo se marcha de allí, sin despedirse, ante la mirada de sus cuatro amigos.

MARTA: Sigue igual…

ISRA: Lleva así mes y medio. Yo creo que deberíamos de ir olvidándonos del tema.

LAURA: (Mirando a Isra) Vaya, eso es de lo más sensato que he oído nunca.

MARTA: Pues no sé, yo sigo convencida de que le pasa algo.

ISRA: (Cansado de darle siempre tantas vueltas a lo mismo) ¿Y que coño le va a…?

EDU: (Interrumpiendo al chico) Yo pienso lo mismo que tú, Marta.

ISRA: (Extrañado) ¿Perdona? ¿Tú no eras el que decías que era un borde de mierda?

EDU: Y lo es, no he dicho que no lo sea… pero su actitud es muy rara, y tenéis que reconocerlo.

LAURA: Sí… pero no sé. Yo creo que simplemente, ha encontrado otras amistades, y pasa olímpicamente de nosotros, y que como unos pardillos, estamos aquí preocupados por un gilipollas.

MARTA: (Mosqueada) No, eso es imposible.

ISRA: (Apoyando a Laura) Pues yo lo veo bastante realista.

EDU: Yo no… vale, Hugo es un borde… pero sería incapaz de hacer eso a sus amigos… no, aquí hay algo más.

Edu se queda pensativo, mientras Marta le observa, y Laura e Isra se miran, sin saber muy bien que hacer.

Carlos está en el quiosco, dándole los cambios a una mujer, la cual se marcha enseguida. El chico se sienta en una butaca, y empieza a leer una revista, pero en ese momento llega Lorena.

LORENA: Hola, cariño.

CARLOS: (Sorprendido) ¡Lorena! ¿No tendrías que estar en la universidad?

LORENA: (Le da un pico a su novio) Sí, pero quería verte antes… no pasa nada, solo me como un par de clases.

CARLOS: (Mosqueado) Te lo estás tomando como un poco a la torera, ¿no?

LORENA: No… estate tranquilo… por cierto, (saca un periódico de su mochila lateral) había pensado en que esta tarde podríamos ir al cine…

CARLOS: (Interesado) ¿A ver qué?

LORENA: (Mostrándole el periódico) Bueno, ya sabes que hoy empieza en el cine la semana de los grandes éxitos del pasado, y hoy echan “Desayuno con diamantes”… (Mira al chico, ilusionada) Sabes que me encanta.

CARLOS: Bueno… vamos a hacer una cosa… si te vas ahora mismo a la universidad, está tarde te llamo, quedamos, y vemos la película.

LORENA: Vale, estupendo. Entonces me voy, (da un pico a su novio) ¡Hasta luego!

CARLOS: (Sonriente) Hasta luego.

Lorena se aleja, corriendo, y antes de doblar la esquina de la calle, se gira, y se despide del chico con la mano, el cual la responde, y la joven dobla la esquina. Cuando anda un par de pasos, alguien la coge del brazo, deteniéndola.

JORGE: Vaya, por fin nos vemos…

LORENA: (Nerviosa) ¡Jorge! ¿Qué haces por aquí?

JORGE: (Irónico) Bueno, también vivo por este barrio, no sé si lo recuerdas… por mucho que me intentaras evitar, nos íbamos a acabar cruzando.

LORENA: Tengo prisa, Jorge… ¿Qué es lo que quieres?

JORGE: ¿Quedamos esta tarde?

LORENA: (Orgullosa) Esta tarde ya tengo planes…

JORGE: Bueno, pues los deshaces.

LORENA: No puedo hacer eso.

JORGE: Bueno… pues si no lo haces tú, iré yo mismo a hablar con tu novio… que te recuerdo también, que se quien es (Lorena se queda callada) Está bien.

Jorge se dispone a ir hacia el quiosco, y Lorena, nerviosa, corre hacia él, y logra detenerle antes de que doble la esquina.

LORENA: (Nerviosa) Escucha… escucha. ¿Por qué no quedamos mañana por la tarde? Y así, todos contentos.

JORGE: (Después de pensarlo durante varios segundos) Está bien… pero espero que sepas compensarme.

Lorena sonríe al joven, y le besa apasionadamente.

LORENA: (Susurrándole al oído) Te aseguro que sí. Mañana te llamo.

Lorena se aleja de allí, andando sensualmente, y Jorge la sigue con la mirada, y con una sonrisa de satisfacción dibujada en su rostro.

Isra y Edu pasean por el parque, cogidos de la mano. Edu se va fumando un cigarro, y entre los dos existe un silencio bastante incómodo.

ISRA: (Preocupado) Oye Edu… ¿te pasa algo?

EDU: (Extrañado por la pregunta de su novio) ¿A mí? No, ¿por?

ISRA: (Triste) No sé… llevas unos días súper seco y borde conmigo…

EDU: Ya, si, bueno… tengo muchos agobios, pero no te preocupes. No tienen nada que ver contigo.

ISRA: ¿En serio?

EDU: ¡Claro! ¿Por qué lo preguntas?

Isra mira hacia abajo durante unos segundos, sin dejar de caminar, y luego vuelve a mirar a su novio.

ISRA: Es que… creo que sé que es lo que te pasa.

EDU: (Asustado) ¿Cómo?

ISRA: Sí… y no te preocupes, porque tienes razón… llevamos dos meses juntos, y todavía no nos hemos acostado… (Edu suspira, aliviado) ¿Qué pasa?

EDU: No, nada, no te preocupes… solo que no es eso. Tienes quince años, y es normal que no estés preparado, así que no pasa nada, no te agobies.

ISRA: Ya, pero es que no me has dejado terminar, Edu… (Sonríe) Creo que ya lo estoy.

EDU: (Nervioso) ¿Qué?

Isra asiente, sonriente y orgulloso de lo que le acaba de decir a su novio.

Es de noche. El dormitorio de Hugo está completamente a oscuras, y él está tendido en la cama, durmiendo, aunque parece algo inquieto. Cada vez se mueve más, y parece nervioso.

HUGO: (Susurrando) No, por favor… no, déjame… déjame… (Despertándose, e incorporándose en la cama, sudando) ¡Aaaahhhhhh!

A los pocos segundos, se abre la puerta, y se enciende la luz.

NIEVES: (Corriendo hacia su hijo) ¡Hugo, Hugo! (se sienta en su cama, y le acaricia la mano) ¿Estás bien?

HUGO: (Empieza a llorar, y abraza a su madre) ¡Mamá!

NIEVES: (Acariciando la espalda de su hijo) Tranquilo, cariño… solo fue una pesadilla…

Hugo continúa llorando, mientras Nieves lo va echando en la cama, y espera unos segundos a que se tranquilice un poco.

NIEVES: Venga, cariño… intenta dormirte otra vez… ¿quieres que me quede un rato contigo?

HUGO: (Algo más tranquilo) No, mamá, no te preocupes… ya estoy mejor.

NIEVES: (Le da un beso en la frente, y se levanta) Vale, hijo… descansa…

La mujer sale del dormitorio, apagando la luz tras ella. Hugo cierra los ojos, pero a los pocos segundos vuelve a abrirlos. Estira su brazo a la mesilla, de donde coge el móvil, y busca un número. Llama.

HUGO: ¿Cristina?... Perdona por las horas… soy Hugo… verás, es que no estoy bien… no paro de tener pesadillas… aha… vale, si… mañana a las nueve estaré allí… vale, muchas gracias… chao.

Hugo cuelga el teléfono, nervioso, y se vuelve a echar a la cama, para intentar dormirse de nuevo.

A la mañana siguiente, Isra y Edu se dirigen al instituto los dos juntos, cogidos de la mano.

EDU: Oye, Isra… respecto a lo que hablamos ayer…

ISRA: (Ilusionado) Eso quería comentarte. He reservado en el parador otra vez para esta tarde… creo que ya llegó el momento, ¿no?

EDU: (Sin pensarlo) ¡No! (Isra mira a su novio, extrañado, y este se da cuenta) Quiero decir… que yo esta tarde no puedo… tengo danza.

ISRA: (Molesto) Mierda, es verdad… ¿y después?

EDU: Bueno… es que… mira, salgo cansado, y… pues de lo que menos tengo ganas es de… bueno, ya sabes…

ISRA: (Mosqueado) Sí, ya sé… bueno, pues para el sábado.

EDU: No, Isra. El sábado vamos a celebrar nuestros dos meses con todos. Nos han apoyado, y se han preocupado por nosotros. Creo que lo mínimo que podemos hacer es invitarles a algo.

ISRA: (Al borde de perder la paciencia) Pero Edu, joder, ¡es nuestro día!

Edu se detiene, y coge a su novio de la cintura, poniéndole frente a él, y sonriéndole.

EDU: Nuestros días son todos, Isra. (Da un pico a su novio) Y además, es una buena oportunidad para arreglar las cosas con Hugo, Carlos y Lorena.

ISRA: Ah, ¿qué les vamos a invitar?

EDU: Por supuesto. Y a Daniel también… Últimamente he visto que su relación con Hugo se ha enfriado.

ISRA: Te diré… ni siquiera se hablan… igual hasta se matan ahí mismo.

EDU: (Sonriente) Bueno, será un riesgo que correremos…

ISRA: (Sonriendo tímidamente) Bueno, está bien… pero el domingo para nosotros.

EDU: (Le da otro pico) Bueno, eso tendrás que ganártelo.

Isra se ríe, y los dos, cogidos de la mano, retoman su camino.

Hugo está sentado en la consulta de Cristina, a pesar de que ella no está. Observa todo con detenimiento. Se nota que está muy nervioso. Cristina entra a la consulta, con dos tazas de café.

CRISTINA: (Tendiéndole una taza al joven) Aquí tienes. (Hugo le sonríe, agradecido, y Cristina se sienta en la silla que hay tras su mesa) ¿Qué pasó anoche, Hugo?

HUGO: (Sin mirarla, e intentando evitar las lágrimas) ¿Sabes? Es cerrar los ojos, y ver todo lo que pasó… verle quitándome la toalla, con esa cara de vicioso…

CRISTINA: (Extrañada) Espera un momento… ¿sabes quien es?

HUGO: (Mira a la mujer por primera vez) El muy hijo de puta no se molesto ni en taparse la cara… pretendía que me acostará con él sin forzarme… pero no le quedó otra que hacerlo.

CRISTINA: Hugo, has de denunciarlo.

HUGO: Es menor… ¿Qué le van a hacer? (imitando voz de adulto) Muy mal, chaval, no tienes que ir violando por hay a la gente, eso no se hace. Ahora vete a tu casa, y duerme.

CRISTINA: Podrían ponerle una multa, o obligarle a hacer trabajos sociales…

HUGO: (Triste y mosqueado a la vez) No hay ni dinero ni trabajo que me compense lo que me ha hecho. Solo me gustaría que a él le pasase lo mismo, para que se diese cuenta… (El joven no puede evitar sus lágrimas por más tiempo) para que se diese cuenta de cómo me sentí, y de cómo me siento.

CRISTINA: Si no quieres denunciarle, yo no soy quien para obligarte, Hugo… pero lo que si que has de hacer es enfrentarte a él.

HUGO: (Continúa llorando) Es muy fácil decirlo, pero… no puedo. Cada vez que lo veo, tengo miedo. Aunque este con gente, lo tengo.

Cristina se levanta de su silla, y va hacia al chico, al cual abraza, pero él no le corresponde.

CRISTINA: Sé que no es fácil… pero tienes que hacerlo. Es la única manera de poder seguir con tu vida poco a poco.

Hugo le responde al abrazo, y continúa llorando, cada vez más fuerte.

Ya está anocheciendo, y Carlos está fuera del quiosco, fumándose un cigarro. Por detrás de él se acerca Edu, con una bolsa de deporte, y procurando no hacer demasiado ruido.

EDU: (Tímidamente) Hola…

Carlos se gira, y cuando ve a su amigo, le sonríe, ante la sorpresa de este.

CARLOS: Hola, ¿qué tal?

EDU: Oye, mira, Carlos, yo… quería pedirte perdón, tenías razón, Isra y yo no tendríamos que habernos metido en vuestra relación, y… lo siento, de verás.

CARLOS: El que os tiene que pedir perdón soy yo, Edu. Lorena y yo hemos empezado de cero, sin mentiras, y me confesó todo. Así que lo siento de verás…

EDU: Entonces… (Le tiende una mano) ¿Amigos?

CARLOS: (Coge al chico, y le da un abrazo) Claro que sí.

Los dos amigos se separan.

EDU: Me alegro mucho de que os hayáis dado una nueva oportunidad… (Carlos sonríe) Por cierto, el sábado Isra y yo vamos a celebrar nuestros dos meses juntos… y nos gustaría que os pasarais por allí… vamos a estar todos.

CARLOS: Bueno, tendré que hablarlo con Lorena, pero no creo que haya problema… de todas formas, te llamaré para confirmar.

EDU: (Contento) ¡Genial! Bueno… me tengo que ir ya, acabo de salir de danza, y estoy agotado… Hasta el sábado.

CARLOS: Chao.

Edu se aleja de allí, contento, mientras Carlos se termina el cigarro, y regresa al interior del quiosco.

Es completamente de noche. La calle solo está iluminada por las farolas, y por el cartel luminoso de la discoteca “Paraíso”. Frente a la puerta, se encuentran Edu y Laura. Parecen tener frío.

LAURA: ¿Y por qué coño has invitado a Daniel?

EDU: Bueno, está mal con Hugo… será bueno para que se reconcilien, ¿no?

LAURA: O que se dejen de hablar definitivamente…

EDU: (Sonriente) Bueno, habrá que arriesgarse, ¿no?

LAURA: (Seria) Ósea, que es eso… mira, si te mola Hugo todavía, no sé que cojones estás haciendo con Isra.

EDU: Mira, de este tema hemos hablado ya muchas veces. No sé lo que siento, ¿vale? Lo único que sé es que no estoy mal con Isra. ¿Y podemos dejar el tema, por favor?

LAURA: Vale… pero piénsalo.

Varias horas más tarde, en el interior de la discoteca, suena “Let me Out”, de Dover. Hugo charla con Carlos y Lorena en la barra, mientras Daniel baila el solo en la pista de baile.

CARLOS: (Sonriente) Bueno, aquí estamos los tres últimos valientes de siempre.

LORENA: Menos Daniel… que ha venido de acoplado.

Hugo sonríe de mala gana, hasta que ve que Daniel se acerca por detrás de la pareja, y su cara cambia radicalmente.

CARLOS: (Preocupado) Hugo, ¿te encuentras bien?

HUGO: Eh… no… no, la verdad es que no… (Se levanta) creo que me voy a ir a casa. Me duele la cabeza…

LORENA: (Sin creerle demasiado) Pero…

DANIEL: (Interrumpiendo a la chica) ¿Qué pasa? ¡Os veo decaídos!

CARLOS: Si, bueno… Hugo se va, no se encuentra bien.

DANIEL: Ah, pues te acompaño. Así hablamos, y no te vas solo.

HUGO: (Mirando mal al chico) No hace falta… hasta luego.

Hugo coge el abrigo, y sale corriendo de la discoteca. Daniel también coge el suyo.

DANIEL: Bueno… (Sonríe) es un cabezota. ¡Ya nos veremos! (Va tras el chico) ¡Hugo, espera! (Grita más fuerte) ¡Hugo!

Carlos y Lorena se miran entre ellos, muy extrañados por la situación.
Hugo sale de la discoteca, y se pone el abrigo. La canción todavía se oye desde allí. Empieza a andar, cuando sale Daniel también.

DANIEL: ¡Hugo!

HUGO: (Girándose, con los ojos llenos de lágrimas, y dando la espalda a la carretera) ¿Qué coño quieres de mí, Dani? ¿Por qué no me dejas en paz?

DANIEL: ¿Y tú por qué pasas de mí? (Sonríe) ¿Tan mal estuve?

HUGO: Eres un hijo de puta…

Hugo se da la vuelta, y se dispone a cruzar la carretera.

DANIEL: Vamos… reconoce que a ti también te gustó.

HUGO: (Vuelve a girarse, ahora algo más entero) ¿Sabes? Me das pena.

DANIEL: (Extrañado) ¿Pena? ¿Por qué?

HUGO: Sí, pena… tu vida tiene que ser muy frustrante y muy vacía, ¿no?

DANIEL: No te entiendo…

HUGO: No sé… si violas a alguien, es porque nadie se fija en ti, ¿no? Bueno, conmigo podría haber pasado… pero la jodiste, Daniel. Como acabas de joder tu vida. Date cuenta de que no puedes obligar a la gente a nada. Estás solo. Y lo vas a estar siempre. Porque eres patético, y nadie te quiere… (Los ojos del joven se empiezan a llenar de lágrimas) ¡Vamos, pero si todo el instituto sabemos que hasta tus padres se avergüenzan de ti!

DANIEL: (Intentando evitar el llorar) Eso no es verdad.

HUGO: Si que lo es… y lo sabes… no puedes hacer nada por evitarlo…

DANIEL: (Enfadado, y tapándose los oídos) ¡No! ¡Y cállate! Por favor…

HUGO: (Sonríe, cínico) ¿Por qué? duele, ¿verdad?

Daniel, sin poder evitar las lágrimas, corre hacia la carretera, y la cruza. Hugo se queda allí parado, y sonríe, orgulloso de si mismo, cuando oye un golpe seco detrás de él. Se gira, y ve a Daniel tendido en el suelo, lleno de sangre, y a un coche alejarse a toda velocidad.

HUGO: (Asustado) ¡Joder! (Coge su móvil, y marca un número) Sí, por favor, necesito una ambulancia… un atropello… enfrente de la discoteca “Paraíso”… por favor, dense prisa… vale, muchas gracias.

Hugo cuelga, y se guarda el teléfono. Luego se queda mirando unos segundos a Daniel, que continúa allí tendido, y se marcha corriendo. Segundos más tarde, gente que empieza a salir de la discoteca, cuando ven al joven allí tendido, se empiezan a acercar a él, asustados, y cuando llega la ambulancia, la canción termina.

CONTINUARÁ...